Dado que el médico pediatra se dedica al cuidado de niños de todas las edades, el diseño de su consultorio debe tener en cuenta necesidades muy específicas de este tipo de pacientes y sus padres para hacerlo atractivo, funcional y cómodo, para lo cual puede tomar en cuenta las siguientes recomendaciones:
1. Realza la atención a lactantes y sus madres
Entre los pacientes pediátricos puede haber buena cantidad de bebés que son amamantados por sus madres. Así que considera crear una sala de lactancia, ya que no sólo brindarás comodidad a la hora de alimentarse, también estarás incentivando una práctica saludable que, como sabes, está siendo apoyada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) e instancias nacionales.
2. Cuida los detalles de las paredes
No es necesario tener muros pintados con figuras de caricaturas. Considera usar colores pastel en tus paredes y añadir cuadros de arte de niños felices y sus familias para ofrecer una imagen distinta a la del grueso de los profesionales de la salud en este campo.
3. Crea áreas especiales
Al consultorio pediátrico llegan niños de distintas edades, pero cuando se reúnen y comienzan a sentir molestia por aguardar en la sala de espera surgen juegos que, incluso, pueden concluir en accidentes.
Por ello, si está en tus posibilidades, abre un espacio dedicado a los pequeños y otro a niños mayores donde les ofrezcas opciones de entretenimiento de acuerdo con sus edades, pues mientras para los bebés suele resultar divertido armar cubos, los grandes pueden disfrutar de algún juego de mesa sin que los pequeños interrumpan o tomen las piezas para llevárselas a la boca.
4. Organiza la sala de espera
Dado que hay niños que acuden a revisiones de rutina o a aplicarse vacunas, así como infantes enfermos, conviene tomar medidas par evitar la propagación de padecimientos, como gripe, sobre todo en invierno. Por ello, cabe recordar que se recomienda que los pacientes guarden distancia de un metro a fin de prevenir contagios.
En este sentido, resulta útil hacer una división en la sala de espera, de modo que los niños sanos puedan ubicarse en una área y los enfermos en otra, para lo cual puede ser suficiente usar biombos, maceteros o estantes abiertos para separar espacios.
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