Para marzo de este año, la anterior Secretaría de Salud federal (SSa) declaró la chikungunya bajo control. Sin embargo, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), es todavía un gran problema a escala internacional. En particular, en países de África y Asia. Por eso, múltiples investigadores a escala nacional e internacional trabajan en una posible solución. Una opción ya está muy cercana.
Se trata de una vacuna para el chikungunya desarrollada por científicos británicos. De acuerdo con Arturo Reyes-Sandoval, encargado del ensayo clínico, está casi lista. Para 2020 se tiene planeada una prueba en humanos en México. El experto, entrevistado por Excélsior, afirmó que el desarrollo del fármaco fue muy acelerado. El equipo al que pertenece comenzó trabajos en 2014.
Tomó cuatro años exactamente desde su concepción y diseño hasta llegar a probarse en humanos. Lo cual es bastante rápido en vacunas. La pruebas [de este fármaco contra el chikungunya] se realizarán en México con voluntarios. Tenemos planeado realizarlas en 120 participantes, con edades entre los 18 y 50 años. Todos ellos deben de estar sanos.
Una prueba clínica para la lucha contra el cikungunya
Reyes-Sandoval afirmó que el fármaco es una plataforma de adenovirus. Ésta expresa los antígenos estructurales de la superficie del virus de chikungunya. En Reino Unido, cuentan con el apoyo de un programa del gobierno local. La iniciativa, Innovate UK, le permitió al equipo de trabajo producir la vacuna bajo buenas prácticas de manufactura. La prueba clínica que se realizará en México en 2020 no sería la primera del grupo de investigadores.
En Europa, ya han realizado ensayos clínicos con varias decenas de personas. En todas estas pruebas, la vacuna para la chikungunya ha probado ser segura. Además, de acuerdo con Reyes-Sandoval, “la inmunogenecidad ha sido excelente”. Tampoco se habrían registrado reacciones adversas serias, por lo que tienen ya el visto bueno para proseguir a la siguiente fase.
Para la prueba en México, los investigadores realizarán pruebas escaladas. Es decir, a diferentes grupos de participantes se les proporcionará dosis distintas. Con este experimento, se pretende observar la concentración más efectiva y con menores efectos adversos. Se pretende darle un seguimiento de seis meses a los pacientes. Si todo ocurre conforme lo planeado, el fármaco para el chikungunya podría alcanzar el mercado comercial en 8 años.