Aunque no se conoce su origen con certeza, se sabe que el cáncer es una de las enfermedades más antiguas de la humanidad y el primer caso se remonta a varios miles de años en el Antiguo Egipto. Ahora, un grupo de arqueólogos encontró el que a la fecha es el caso más antiguo de esta enfermedad en Centroamérica.
Con el apoyo de la bioarquéologa Nicole Smith-Guzman, del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (ISIT), los científicos descubrieron el esqueleto de una persona que murió hace 700 años, misma que presenta en los huesos del brazo derecho la presencia de cáncer, muy probablemente la causa de su muerte.
Para sorpresa de la comunidad científica, el descubrimiento del esqueleto no es reciente, sino que data de 1970, cuando otro grupo de arqueólogos lo descubrió en la provincia panameña de Bocas del Toro mientras realizaban una excavación en la que estudiaban las prácticas agrícolas de los habitantes. En su momento, los huesos sólo fueron revisados y posteriormente fueron resguardados.
Más de 40 años después, la bioarqueóloga decidió revisar los huesos y encontró algo que llamó su atención: mostraban una masa calcificada grumosa en el húmero de un brazo, lo que es sinónimo de cáncer aunque no se pudo identificar el tipo de sarcoma del que se trata.
Después de su respectivo análisis, se llegó a la conclusión de que se tratada de un adolescente de entre 14 y 16 quien falleció hace 700 años a causa del cáncer y a su vez, se convierte en el caso más antiguo del que se tiene registro en la parte Central de América.