Cada 2 de abril se conmemora el Día Mundial del Autismo con el objetivo de concientizar a la población en torno a este trastorno psicológico que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta a 1 de cada 160 niños en el planeta, y que además provoca un mayor riesgo de sufrir depresión y cometer suicidio.
Sin embargo, los anteriores no son los únicos problemas derivados del autismo, pues un reciente estudio publicado en la revista especializada JAMA Pediatrics mostró que los niños diagnosticados con autismo y sus hermanos pequeños tienden a ser menos vacunados que los niños de su misma edad que no padecen este trastorno.
Para el trabajo se analizaron a 4 mil niños autistas de Estados Unidos nacidos entre 1995 y 2010 y se compararon con más de 500 mil niños de la misma edad pero que no eran autistas. Como resultado se obtuvo que los padres de niños autistas tienden a vacunar en menor medida a sus hijos a inclusive también a los hermanos menores de los jóvenes afectados.
Acerca de lo observado, diversos especialistas coinciden en que todo ha sido causado por la desinformación debido a que durante los noventa se pensó que vacunar a niños autistas era negativo para su salud, pero a pesar de que se ha comprobado la falta de veracidad de lo anterior, en la actualidad todavía existen padres que se niegan a que sus hijos con autismo sean vacunados.
En realidad, se cree que esto fue lo que generó los movimientos antivacunas que han propiciado el resurgimiento de enfermedades que ya se habían erradicado como el sarampión en diversos países, el cual tan sólo durante el año pasado provocó 35 muertes y 21 mil 315 contagios en Europa.