En México la hiperplasia prostática benigna mantiene una incidencia relativamente alta entre la población de hombres mayores a los 50 años. De acuerdo con un estudio publicado por Revista Médica en 2015, el 61 por ciento de los varones dentro de dicho rango de edad suelen presentar alguna sintomatología prostática, mientras que a partir de los 71 años el 25 por ciento de los hombres comienza a sufrir de daños obstructivos.
Debido a las características propias de la hiperplasia prostática beninga, su tratamiento tradicional se enfoca en el control de los síntomas, por lo que usualmente comienza hasta después de la aparición de la sintomatología. No obstante, cuando el padecimiento y sus síntomas se tornan demasiado severos y son incapaces de ser controlados por los medicamentos, se procede a la extirpación o destrucción del tejido excedente mediante técnicas que involucran la utilización de rayos láser o asa eléctrica, entre otros.
Ante este desafío médico, médicos de la Mayo Clinic han diseñado un nuevo tratamiento con vapor para tratar la sintomatología de la hiperplasia prostática benigna con un bajo riesgo de sufrir efectos secundarios. Este método pretende achicar la próstata con un procedimiento que no requiere hospitalización y que no tarda más allá de 15 minutos.
Con este innovador tratamiento, se le introduce al paciente una aguja por la uretra y se posiciona en la glándula prostática. Este dispositivo crea una bola de vapor dentro del órgano de aproximadamente dos centímetros de diámetro en menos de nueve segundos. El tejido que entra en contacto con esta bola es destruido, por lo que se reducen significativamente los síntomas de la hiperplasia prostática benigna.
Al contrario de tratamientos tradicionales, el calor producido por esta terapia de vapor no alcanza los nervios que rodean la glándula prostática. Esto a su vez le permite al paciente reducir al mínimo algunas complicaciones de los procedimientos regulares, como reflujo del semen hacia la vejiga durante la eyaculación, sangrado, disfunción eréctil, etcétera.
Esta terapia ha estado disponible al público general durante tres años y en los estudios que se han realizado sobre sus efectos se han encontrado desaparición o reducción significativa de los síntomas de la hiperplasia prostática benigna en hasta un 95 por ciento de los casos. Sin embargo, quienes someten al tratamiento todavía se arriesgan a desarrollar una infección en las vías urinarias, algo normal en este tipo de procedimientos.