Entre las enfermedades crónico-degenerativas que más peligro representan a futuro para los sistemas de salud a escala internacional están las que engloban la demencia: Alzheimer, Parkinson, entre otras condiciones. Aunque todavía se exploran las posibles causas de estos padecimientos, un estudio comprueba que son más comunes en personas solitarias.
Los resultados de la investigación, publicados en Journals of Gerontology Series B, apuntan que el contacto social de los pacientes es determinante en el desarrollo de la demencia. Angelina Sutin, autora líder del estudio y parte del departamento de Ciencias del Comportamiento y Medicina Social de la Universidad del Estado de Florida, afirma que basta con que las personas tengan una sensación de soledad, independientemente de las características de su vida social.
Consideramos la soledad como la experiencia subjetiva del aislamiento social, en lugar de una medida objetiva. El sentimiento [que incrementa el riesgo de demencia] es la sensación de no encajar o no pertenecer entre la gente que te rodea. Podemos hablar de una persona que vive sola, no tiene mucho contacto con otros individuos, pero experimenta la suficiente interacción como para satisfacer sus necesidades internas. [Estos casos no estarían en riesgo].
Para analizar la relación entre la soledad y la demencia, los investigadores realizaron un seguimiento de entre dos y hasta 10 años de más de 12 mil personas en todo Estados Unidos de 50 años o más. Los sentimientos de aislamiento social, si se presentan constantemente a lo largo de los años, pueden provocar en los pacientes un riesgo hasta 40 por ciento mayor de desarrollar enfermedades neurodegenerativas, comparado con individuos con relaciones sanas.
Sutin comentó que el equipo de investigación no está seguro de cómo se relacionan precisamente la demencia y la soledad, pero sospecha que podría estar explicada por un nivel de inflamación inusual en el cerebro, así como por la realización constante de comportamientos dañinos para la capacidad cognitiva, como beber alcohol en exceso o ser físicamente inactivo.