• Incluso los mejores doctores en algún momento deben enfrentar un escenario en el que los diagnósticos no son favorables para los pacientes.
• La forma de abordar a las personas y el lenguaje utilizado son fundamentales para que el mensaje genere el menor daño posible.
• Sigue los siguientes consejos para poder dar malas noticias médicas a tus pacientes y familiares.

De manera general se tiene la idea de que los profesionales de la salud se encargan de cuidar y atender a los pacientes. Aunque es verdadero, también se debe contemplar que no pueden curar todo porque son personas y no deidades. Por lo tanto, en cualquier momento puede ocurrir un diagnóstico adversos y es necesario transmitir malas noticias médicas, ¿pero realmente sabes cómo hacerlo?

Guía con todos los pasos que debes seguir

El problema, denuncian los doctores, es que este tipo de escenarios no se suele mencionar durante la carrera. Y cuando ocurre no se profundiza en los detalles ni en la manera en que se deben abordar este tipo de casos.

Los diferentes estudios psicológicos desarrollados sobre el tema apuntan a una serie de pautas que hay que seguir para que las malas noticias médicas sean lo menos dolorosas posibles. Las palabras son demasiado poderosas y en ocasiones pueden causar el mismo impacto o incluso uno mayor que los golpes.

Empatía y comprensión

Lo primero es tener un alto grado de empatía, entendida como ponerse en el lugar del otro, y no soltar toda la información de golpe. Hay que permitir que los pacientes o sus familiares vayan asimilando el golpe –duro por lo general– poco a poco. Hay ocasiones en las que lo conveniente es trocear las reuniones en varias, para no que no vaya todo del tirón. La planificación por parte del médico del fatídico momento es esencial.

El problema, critican los doctores, es que en la Facultad de Medicina hay poca teoría, y aún menos práctica, sobre cómo abordar una situación de estas características. Por lo que son los propios psicólogos o los médicos con más experiencia del hospital los que acaban instruyendo a los nuevos residentes acerca de cómo enfrentarse a un momento de este calibre.

La empatía, como ya se ha apuntado, es fundamental. Hay que ponerse en el lugar del otro. Intentar anticipar cómo se va a sentir. Cada persona, además, es un mundo, como reza el dicho, y la asimilación de una mala noticia y de sus consecuencias no encuentra siempre el mismo acomodo.

Tacto físico y mucha serenidad

Las tipologías de pacientes y familiares son muy variadas, tantas como personas. Todo eso deben tenerlo en cuenta los médicos. Otra lección esencial es el contexto. La coincidencia entre los psicólogos es que hay que respetar al máximo la intimidad. Hay que mostrarse tranquilo y cercano, manteniendo un contacto visual y una proximidad física.

Está comprobado que el modo en el que se da una mala noticia es determinante en el impacto emocional de quien la recibe, y de la gestión posterior del daño depende evitar un duelo patológico. Con los que, entre las conclusiones de los psicólogos figura el de adaptarse al paciente. Moldearse a él.

Y, por supuesto, a lo que en la psicología se considera como la verdad tolerable, que es aquella que el familiar puede asumir sin que le cause un grave daño psicológico o físico. Por lo que el médico debe adaptarse a ese ritmo permitiendo que el paciente o familiar pueda expresar sus emociones y que resuelva todas las dudas que puedan surgirle.

En el caso de que el médico transmita una mala noticia relacionada con alguna enfermedad, lo que dice la teoría es que también hay que dejar una pequeña ventana de esperanza para el paciente. Siempre desde un punto de vista realista. Pero cuando se trata de una muerte, lo que hay que hacer es acompañar, ser una especie de bastón, porque el primer sentimiento que invade al allegado es el de la soledad.

Por lo general, quien recibe un golpe así suele pasar por una serie de fases, que son muy similares a las del duelo. Con lo que es clave que el profesional sanitario de un apoyo emocional. Hace la digestión de la píldora más fácil.

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