La contaminación ambiental, se convierte en un agente dañino para la salud en general. Desencadenando enfermedades respiratorias y cardiovasculares que pueden complicarse y llevar a los individuos a engrosar las estadísticas de morbilidad de las regiones del mundo. Sin embargo, el órgano más grande del cuerpo humano, la piel, se ve afectado drásticamente por los cambios climáticos, la polución y la falta de conservación del medio ambiente.
La emisión de gases de efecto invernadero, acompañado de la exposición solar inadecuada, son las principales causas de erupciones cutáneas, melasma y melanomas, en los lugares del cuerpo más desprotegidos, cara, cuello y manos. Además, la exposición a radiaciones y contaminantes, afecta también los órganos internos a través de la piel, creando enfermedades incapacitantes.
La piel es una barrera protectora que debemos cuidar
La vida moderna permite tener a disposición de la humanidad aparatos y productos que simplifican la vida. A pesar de ello, el mal manejo de los residuos, la deforestación, el humo de las industrias, la falta de cuidado con los recursos naturales, el tabaco y el uso de disolventes, fungicidas e insecticidas utilizados para la limpieza, son algunos de los responsables de la contaminación ambiental que afecta directamente la piel.
Acelera el envejecimiento.
Los radicales libres aumentan a causa del estrés oxidativo que se produce en la dermis, destruyendo la membrana celular. Lo que hace que la producción natural de colágeno, elastina y ácido hialuronico, disminuya, haciendo que las capas de la piel no consigan la renovación y nutrición adecuada, presentando arrugas, flacidez y signos de cansancio, que envejecen.
Favorece la inflamación cutánea.
Los cambios drásticos del clima y el aire particulado, alteran paulatinamente la capa microbiana de la piel, llevando a desarrollar patologías como alergias, dermatitis atópica, acné o psoriasis, que fuera de ser una condición antiestética, se convierten en un problema de salud, que se debe consultar. Debido a que al no ser tratadas se convierten en ulceras, cicatrices o infecciones de mayor nivel.
Facilita la producción de Manchas.
La contaminación ambiental aumenta la radiación emitida por el sol, generando lentigos en la piel, quemaduras, fotoenvejecimiento y ezcemas, que deben ser atendidos por dermatólogos. Buscando un tratamiento adecuado en cada caso, que desaliente la aparición de situaciones devastadoras como el cáncer de piel.
Disminuye la hidratación en la piel.
Las partículas que se encuentran en el aire se adhieren a la piel provocando un taponamiento de los poros, que, junto con los productos cosméticos y los malos hábitos de higiene, pueden llegar a producir la muerte de las células, a causa de la deshidratación. A la vez que promueve infecciones cutáneas y deterioro de la dermis.
Muchos de Los daños en la piel a causa de la contaminación ambiental, pueden ser reversibles. Gracias a la gran cantidad de técnicas modernas que aplican tecnología avanzada. En, pero, debemos contribuir a mejorar el medio ambiente y prevenir los perjuicios asociativos para la piel. Aumentando la ingesta de alimentos ricos en antioxidantes, implementando una buena higiene corporal, manteniendo una correcta hidratación y por supuesto, nunca olvidar el protector solar.