En México, el ictus, también conocido como accidente cerebrovascular (ACV), es una de las principales causas de discapacidad y mortalidad. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), se estima que cada año se producen alrededor de 170,000 casos de ictus en el país, afectando principalmente a personas mayores de 60 años, aunque no se descarta su incidencia en adultos más jóvenes. Esta cifra coloca a este accidente como una de las enfermedades más prevalentes dentro de las enfermedades cerebrovasculares en México.
Tiene lugar cuando se interrumpe el flujo de sangre al cerebro
El ictus ocurre cuando se interrumpe el flujo de sangre al cerebro, lo que puede ser causado por la obstrucción de un vaso sanguíneo (ictus isquémico) o por la ruptura de un vaso sanguíneo (ictus hemorrágico). Las consecuencias de un ictus varían según la magnitud y la zona del cerebro afectada, pero a menudo resultan en discapacidades motoras, problemas de habla y, en algunos casos, la muerte.
Uno de los factores más preocupantes es que las tasas de ictus en México han ido en aumento debido a factores de riesgo como la hipertensión arterial, el tabaquismo, la diabetes y la obesidad, que son condiciones comunes en la población mexicana. El envejecimiento de la población también juega un papel importante en el incremento de los casos.
Se ha avanzado en la atención médica del ictus
A pesar de la alta incidencia, se ha avanzado en la atención médica y en la concienciación sobre la importancia de la prevención. Programas educativos que promueven estilos de vida saludables, el control de la presión arterial y la adopción de una dieta equilibrada han sido fundamentales en la lucha contra esta enfermedad. Sin embargo, aún queda mucho por hacer en cuanto a la detección temprana y el acceso a tratamientos rápidos y efectivos, ya que el tiempo es crucial para minimizar los daños provocados por un ictus.
Los ictus en México representan un serio desafío para el sistema de salud, y es vital aumentar la conciencia sobre la prevención, el diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado para reducir su impacto.