La migraña es una de las afecciones neurológicas más comunes en México y a nivel mundial, caracterizada por dolores de cabeza intensos y recurrentes, que pueden estar acompañados de síntomas como náuseas, vómitos y sensibilidad a la luz o el sonido. A pesar de su alta prevalencia, muchas personas aún no reconocen la migraña como una enfermedad discapacitante que afecta significativamente la calidad de vida.
Prevalencia de la migraña en México
En México, la migraña afecta a una parte considerable de la población. Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT), se estima que entre el 12% y el 15% de los mexicanos padecen de migrañas recurrentes. Esto significa que aproximadamente 15 millones de personas en el país sufren de esta condición. La migraña es más común en mujeres, quienes son hasta tres veces más propensas a padecerla que los hombres, debido a factores hormonales que pueden desencadenar los episodios.
Además, esta tiende a afectar más a personas jóvenes y de mediana edad, con un pico de prevalencia entre los 25 y 45 años. Esto tiene un impacto significativo en la vida laboral y social de los pacientes, ya que los episodios de migraña pueden durar de horas a varios días, generando ausencias laborales y limitaciones en las actividades cotidianas.
Factores desencadenantes
Los desencadenantes de la migraña varían de una persona a otra, pero algunos de los más comunes incluyen el estrés, los cambios hormonales, la falta de sueño, el consumo de ciertos alimentos (como chocolate o alcohol), así como factores ambientales como el clima o la contaminación. En ciudades como Ciudad de México, la contaminación y la altitud también pueden ser factores que agraven los episodios de migraña.
Tratamiento y manejo de la migraña
En México, el acceso a tratamientos para la migraña puede ser desigual. Existen opciones que van desde medicamentos para aliviar los síntomas hasta terapias preventivas, como los bloqueadores neurológicos o tratamientos con toxina botulínica. Sin embargo, la falta de diagnóstico adecuado y la automedicación dificultan el manejo eficaz de esta enfermedad.
Es crucial que se incremente la educación y conciencia sobre esta afección en México para mejorar el acceso a tratamientos adecuados y reducir el impacto de esta condición en la vida diaria de quienes la padecen.