La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad neurodegenerativa crónica que afecta al sistema nervioso central, en particular al cerebro y la médula espinal. En México, como en otros países, su incidencia ha despertado creciente interés médico y social debido a su impacto en la calidad de vida de las personas que la padecen. Según estimaciones recientes, en México se registran entre 15,000 y 20,000 casos de esclerosis múltiple, lo que representa un porcentaje bajo en comparación con otros países, pero con características específicas importantes de atender.
La esclerosis múltiple se diagnostica, fundamentalmente, en adultos jóvenes
La EM suele diagnosticarse principalmente en adultos jóvenes, con mayor incidencia en mujeres que en hombres. De hecho, se estima que por cada hombre diagnosticado, hay entre dos y tres mujeres afectadas. Esta enfermedad autoinmune, en la cual el sistema inmunológico ataca la mielina que recubre las fibras nerviosas, provoca síntomas variados, como fatiga, problemas de visión, dificultad para caminar y alteraciones cognitivas. La progresión de la enfermedad y su impacto varían ampliamente entre las personas.
Uno de los desafíos principales en México es la detección temprana y el acceso a tratamientos adecuados. Aunque existen terapias modificadoras de la enfermedad que pueden ralentizar su avance y mejorar los síntomas, el acceso a estos tratamientos sigue siendo desigual. Las personas que viven en zonas rurales o con menos recursos enfrentan barreras significativas, como la falta de especialistas y altos costos de medicamentos.
El sistema de salud mexicano se enfrenta a la mejora de la sensibilización
Además, el sistema de salud mexicano enfrenta la tarea de mejorar la sensibilización sobre la esclerosis múltiple entre los médicos generales y la población. Esto permitiría un diagnóstico más temprano y un manejo más efectivo. Organizaciones como la Asociación Mexicana de Esclerosis Múltiple trabajan para brindar apoyo a los pacientes y promover la investigación.
La esclerosis múltiple es una condición que, aunque rara, tiene un impacto profundo en quienes la padecen. Incrementar la conciencia, garantizar el acceso a tratamientos y fomentar la investigación son pasos esenciales para mejorar la calidad de vida de los pacientes en México.