Un sexólogo, evalúa y trata los problemas concernientes a la sexualidad humana, desde la infancia, hasta la adultez. Dándole un énfasis psicológico y médico, a un tema lleno de tabúes y condicionamientos sociales, culturales y psicológicos, pero que reviste de gran importancia para la salud física y mental del individuo. Ya sea, porque se encuentra viviendo una relación de pareja o está disfrutando del amor propio y el conocimiento de sí mismo.
Viviendo a plenitud la sexualidad
El papel del sexólogo es de gran valor en los diferentes grupos etarios, ya que, se encarga de identificar los cambios funcionales, al igual que las patologías adyacentes al desarrollo sexual. De igual manera, este profesional sanitario tiene la potestad para establecer programas de prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación, de cualquier persona, sin importar la edad.
Para los niños y los adolescentes, la asesoría de un especialista en sexualidad juega un papel preponderante. Ya que, se perfila por la línea educativa, donde los padres, cuidadores y los mismos infantes, se acercan a temas de prevención de abuso sexual, dificultades en el desarrollo psicosexual, la utilización de redes sociales y el manejo de adicciones. De igual manera, se busca mejorar las relaciones interpersonales, el conocimiento de su propio cuerpo y los limites.
En los hombres, los trastornos del deseo sexual, la disfunción eréctil, los problemas de eyaculación, la dificultad para alcanzar el orgasmo y los cambios sexuales por la edad. Al igual, que las condiciones especiales que se presentan tras una cirugía o una discapacidad, son motivo de consulta a un sexólogo. Ya que, este se encarga de establecer un tratamiento individualizado, para mejorar la calidad de vida y el desempeño sexual. (GONZALEZ GALBAN, 2013)
En las mujeres, la Anorgasmia, la dispaurenia, el vaginismo, los trastornos del deseo sexual, los problemas del suelo pélvico y los cambios en la sexualidad por el envejecimiento. Así mismo, como padecer de enfermedades crónicas, discapacidades u otras condiciones especiales como embarazo, lactancia, parto y menopausia, requieren la orientación de un profesional en salud sexual, De tal manera, que el bienestar físico y mental de las féminas logre estar en equilibrio.
Para los hombres y las mujeres, en términos generales, es importante contar con la orientación de un sexólogo en situaciones relacionadas con fobias, aversiones, parafilias o dificultades para relacionarse sexualmente. De la misma forma, la inconformidad con la identidad sexual, la monotonía erótica, la infidelidad y las enfermedades de trasmisión sexual, pueden ser tratados por este profesional en una forma abierta y certera. Buscando, en todo caso el bienestar del individuo. (Madueño, 2004)
Consultar al sexólogo, debe ser una decisión personal, que ayuda a los padres, jóvenes y adultos, a extender el bagaje sobre temas de salud sexual. Pero al mismo tiempo, se convierte en una consulta obligada cuando se sospecha que existe un trastorno, donde se aplica un protocolo para detectar cual es la causa del problema y llevar a cabo una terapia con diferentes técnicas o medicamentos, para paliar cualquier dificultad y enriquecer la vida sexual del paciente.