La diabetes es una de las principales causas de mortalidad y morbilidad en México y ha mostrado un preocupante aumento en las últimas décadas. Este crecimiento ha sido impulsado por factores como el cambio en los estilos de vida, el aumento en la prevalencia de obesidad y el envejecimiento de la población.
Según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT), la prevalencia de diabetes en adultos mexicanos es de aproximadamente el 10%, lo que significa que millones de personas en el país viven con esta enfermedad crónica.
El crecimiento de la diabetes se asocia al incremento de la obesidad y el sobrepeso
El crecimiento de la diabetes en México ha estado estrechamente ligado al incremento de la obesidad y el sobrepeso, especialmente en zonas urbanas, donde las personas suelen tener menos acceso a alimentos frescos y una mayor exposición a dietas altas en azúcar y grasas. El estilo de vida sedentario ha contribuido también al aumento de la diabetes tipo 2, que representa la gran mayoría de los casos en el país.
Este aumento ha traído consigo serias implicaciones para el sistema de salud. La diabetes es una enfermedad que requiere un control constante, ya que puede provocar complicaciones graves como enfermedades cardiovasculares, insuficiencia renal, pérdida de la visión y amputaciones. El costo de tratamiento de estas complicaciones es alto y representa una carga significativa para el sistema de salud pública, que debe destinar grandes recursos para atender a los pacientes.
La prevención es fundamental
Ante esta situación, el gobierno de México y diversas organizaciones han implementado campañas de concienciación sobre los riesgos de la diabetes y la importancia de la prevención. Programas como el etiquetado frontal en alimentos y bebidas, que advierte sobre los altos contenidos de azúcares, sodio y grasas, son un paso hacia una mayor educación en la alimentación.
La diabetes en México ha evolucionado de ser un problema de salud específico a una crisis de salud pública. Aunque se han dado pasos para reducir su impacto, es fundamental seguir trabajando en políticas de prevención y en la promoción de estilos de vida saludables para combatir esta enfermedad y mejorar la calidad de vida de la población mexicana.