De acuerdo con especialistas de TecSalud la enfermedad hepática más común en México es el hígado graso. Uno de sus principales factores de riesgo es la obesidad y precisamente es uno de los problemas de salud pública más severos en el país.
Además otra de las causas es la genética. Uno de los motivos que aumenta el riesgo es el gen PNPLA3, el cual está presente en la comunidad latina y eleva hasta en un 40% el riesgo de desarrollar dicha enfermedad.
Otros motivos detrás de la enfermedad hepática más común en México
Otra de las causas del hígado graso es el consumo de suplementos alimenticios no regulados. Muchas veces son comercializados para “bajar de peso” o “desintoxicar” pero en realidad pueden causar daño hepático irreversible.
“La mayoría de la población no requiere suplementos. Una alimentación balanceada, actividad física y evitar alcohol o tabaco son las verdaderas herramientas de prevención”, aseguró el Dr. César Escareño, director del Servicio de Trasplantes de TecSalud.
Trasplante de hígado, una oportunidad de regalar vida
Una de las alternativas para pacientes con la enfermedad hepática más común en México es el trasplante de hígado. Además también es de utilidad contra otros padecimientos como cirrosis, hemocromatosis, hepatitis, entre otras.
Actualmente el trasplante de hígado representa una opción terapéutica vital para pacientes con estos padecimientos en etapas avanzadas; sin embargo, la poca disponibilidad, la falta de cultura de donación, la referencia tardía, así como la falta de información sobre el tema, son algunos retos que presentan este tipo de tratamientos en México.
¿Cuántos trasplantes de hígado se realizan en México?
Debido a lo anterior apenas se realizan entre 250 y 300 trasplantes de hígado al año en todos los centros del país. Y para poner en perspectiva, tan sólo en un hospital en Houston, Estados Unidos se puede lograr la misma cifra en el mismo periodo de tiempo.
Asimismo, el doctor Escareño, señaló que, la edad, el estado clínico o el diagnóstico inicial no deben ser criterios de exclusión por sí mismos.
“Todos los pacientes son candidatos a trasplante hasta que se demuestre lo contrario, todos tienen derecho a ser evaluados”.
El trasplante hepático es una cirugía de alta especialidad que involucra a más de 15 profesionales de salud, dos quirófanos en paralelo y coordinación quirúrgica entre ciudades. La operación incluye tres fases críticas: hepatectomía, fase hepática (sin hígado) e implantación del nuevo órgano.
Es importante que los pacientes sean evaluados bajo el sistema MELD (Model for End-Stage Liver Disease), utilizado internacionalmente para priorizar a pacientes en lista de espera, un puntaje superior a 30 puntos (cuyo máximo es 40) se asocia con una probabilidad del 70% de mortalidad en los siguientes tres meses si no se realiza el trasplante.
En cuanto a la recuperación ésta puede variar dependiendo de la condición en la que llega el paciente al trasplante. En casos favorables, la reincorporación a una vida activa y productiva puede lograrse en tan solo seis meses. La supervivencia a un año del trasplante supera el 90%, y a cinco años alcanza el 80%, cifras comparables a los estándares internacionales.