Las enfermedades crónicas son procesos a largo plazo que amenazan el bienestar de la persona y su capacidad para realizar actividades de manera episódica, continua o progresiva durante muchos años de su vida.
El servicio de urgencia de un hospital está diseñado y equipado para brindar atención inmediata a pacientes con problemas de salud que pongan en riesgo su vida o produzcan secuelas invalidantes. El principal objetivo es salvar la vida, estabilizando al paciente para su posterior tratamiento definitivo. Representa un enorme reto, que no se puede afrontar desde la perspectiva tradicional de atención individual a las enfermedades agudas. El abordaje de la cronicidad exige otro enfoque más amplio, con nuevas variables de actuación que tengan en cuenta la prevención, la atención integral, la continuidad asistencial y el protagonismo del propio paciente. En definitiva, un nuevo enfoque que se centrará en la persona y no en la enfermedad y que dará más importancia al “cuidar que al curar”.
La definición de enfermo crónico ya no es la persona con una sola enfermedad, sino el paciente con varias patologías crónicas, incapacidad, merma en su autonomía y fragilidad clínica. Ahora hay una relación directa entre cronicidad y dependencia y, además, la cronicidad se asocia al consumo de recursos sanitarios, lo que pone en peligro la propia sostenibilidad del sistema de protección social.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) las define como “afecciones de larga duración” (más de 6 meses) “con una progresión generalmente lenta” y destaca cuatro tipos principales:
- Enfermedades cardiovasculares, como los infartos de miocardio y los accidentes cerebrovasculares.
- Cáncer.
- Enfermedades respiratorias crónicas, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y el asma.
Cuando las enfermedades crónicas aparecen en urgencias, las condiciones agudas son severas y repentinas al inicio, lo que podría describir cualquier cosa, desde un hueso fracturado hasta un ataque de asma. La condición crónica, por el contrario, es un síndrome de larga evolución, como la osteoporosis o el asma. La diferencia entre condiciones agudas y crónicas se puede observar con ejemplos muy concretos. La osteoporosis es una condición crónica, pero puede causar la fractura de un hueso, que es una condición aguda. A la inversa, un primer ataque de asma puede conducir a un síndrome crónico si no se trata a tiempo. Y después, cuando ya se ha diagnosticado asma crónica, puede haber ataques agudos de asma.[1]
Si la unidad de urgencias refleja problemas con deficiencia en el enfoque de los cuidados paliativos, siendo parte de la solución mejorar la selección de pacientes y referir a estos pacientes a servicios adecuados, evitando someterlos a procedimientos innecesarios en los servicios de emergencia y brindar mejor calidad de vida a estos pacientes y su familia, sin encarnizamiento terapéutico. Esto significaría integrar cuidados paliativos a urgencias.
Se considera que el 10% de los pacientes admitidos en urgencias, presentan enfermedad crónica terminal, con mayor frecuencia no oncológica, realizándose procedimientos probablemente innecesarios en la quinta parte de estos, con estancia prolongada y alta tasa de fallecimiento.[2]
Se recomienda para pacientes con enfermedad crónica en urgencias, coordinar servicios de cuidados paliativos para su seguimiento y control. Evaluando procedimientos asertivos, capacitar al personal de salud del servicio de emergencia en estos temas o implementar un sistema de atención especial en estos pacientes.
[1] (Valcárcel, 2016)
[2] (Amado-Tineo, 2019)
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