Con más de un centenar de casos comprobados y probables, el décimo brote de ébola en la República Democrática del Congo recientemente tomó un giro que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado de un “terrible escenario”; se sospecha que un médico ha contraído el virus en el pueblo de Oicha, en la región del Norte de Kivu.
Anteriormente la OMS había informado sobre la posible infección de otros profesionales de la salud en el Congo. En mayo de este año, el noveno brote de ébola en el país provocó la muerte de la primer enfermera que atendía a pacientes enfermos, lo que en su momento generó una gran preocupación ante las condiciones de salud en los centros médicos.
En esta situación, sin embargo, la OMS teme por el alcance que puede tener el brote de ébola en esta población en el Norte de Kivu. Hasta el momento, la organización y el gobierno local sólo han podido contactar a 97 de los contactos del médico y su esposa quienes pudieron haber sido expuestos al virus. Aunque no se ha confirmado la infección, se esperan todavía resultados de laboratorio.
De acuerdo con Reuters, la mayor complicación de esta infección de ébola es que el pueblo de Oicha se encuentra en medio de una de las regiones con mayor actividad paramilitar, por lo que se trata de una zona a la que es muy difícil de acceder incluso para organismos internacionales. Según el gobierno del Congo, la población está rodeada por la milicia ADF, la cual ha participado en matanzas de civiles y secuestrado a miembros de gobierno, trabajadores de la salud y ministros religiosos.
La situación de seguridad en el Congo no sólo es delicada en el Norte de Kivu. Peter Salama, director de operaciones de emergencia de la OMS, afirmó que un grupo de jóvenes furiosos por una muerte de ébola incendiaron un almacén de vacunas en la población de Manbangu. En su momento, el Ministerio de Salud local informó de un incidente, pero no describió su naturaleza.