La alimentación es la base de la vida pero en fechas recientes se ha puesto en duda el consumo de alimentos ultraprocesados. Aunque estos productos gozan de popularidad entre la población no significa que sean benéficos. De hecho cada vez más voces piden una regulación más severa e incluso su prohibición total.
¿Qué son los alimentos ultraprocesados?
De acuerdo con la Secretaría de Salud (SSa) se utiliza esta definición para referirse principalmente a los productos con formulaciones industriales a base de sustancias extraídas o derivadas de alimentos. Además se caracterizan porque suelen tener aditivos para potenciar las cualidades sensoriales.
Lo más preocupante es que estos productos están nutricionalmente desequilibrados. Tienen un elevado contenido en azúcares, grasa total, grasas saturadas y sodio, y un bajo contenido en proteína, fibra, minerales y vitaminas, en comparación con los productos y comidas sin procesar o mínimamente procesados. Dicho con otras palabras, se trata de comida “chatarra”.
De manera inmediata los alimentos ultraprocesados generan obesidad, diabetes y otras enfermedades que ponen en riesgo la integridad de las personas. Pero ahora la novedad es que su impacto no sólo se aprecia en el plano físico sino también en la salud mental.
Ejemplos de alimentos ultraprocesados
- Papas fritas
- Snacks dulces o salados
- Helados
- Chocolates
- Caramelos
- Panes industriales
- Cereales endulzados
- Bebidas gaseosas o energizantes
- Bebidas azucaradas
- Alimentos congelados
Consumo de alimentos ultraprocesados y depresión
La investigación recién publicada titulada Consumo de Alimentos Ultraprocesados y Efectos en el Bienestar Mental fue realizada con los datos de 292,786 personas de 70 países que fueron encuestadas entre enero y agosto de 2023 como parte del Proyecto Global Mind.
El estudio utilizó la evaluación del Índice de Salud Mental (MHQ) que evalúa 47 aspectos de sensación y función mental, así como datos demográficos, hábitos y experiencias de vida.
Lo que se obtuvo fue que un mayor consumo de alimentos ultraprocesados está relacionado con una disminución en la capacidad para controlar los pensamientos y emociones, además de una disminución general en el bienestar mental.
El impacto en la salud mental de los alimentos ultraprocesados está presente en todos los grupos de edad, con un impacto más significativo en los jóvenes de 18 a 24 años, que son los mayores consumidores de estos productos, y con consecuencias en todos los estilos de vida.
Aunque se evidencia que hábitos saludables como el ejercicio contribuyen a un mejor estado de ánimo, no contrarrestan efectivamente los efectos de los alimentos ultraprocesados en la salud mental de las personas.
5 descubrimientos en la relación entre el consumo de alimentos ultraprocesados y la depresión
- Cuanto más se consumen alimentos ultraprocesados, menor es el bienestar mental. Del total de encuestados, el 53% que consume este tipo de productos varias veces al día tiene problemas con su bienestar mental en comparación con el 18% de aquellos que rara vez o nunca los consumen.
- Aunque los jóvenes consumen más alimentos ultraprocesados, todos los grupos de edad se ven igualmente afectados. Los grupos de edad más jóvenes suelen tener niveles más bajos de bienestar mental, lo que coincide con su mayor consumo de alimentos ultraprocesados en su vida diaria. Es evidente que el 54% de los participantes de 18 a 24 años indicaron consumir alimentos ultraprocesados varias veces a la semana o más, en comparación con sólo el 26% de los participantes de 65 a 74 años.
- Hacer ejercicio no contrarresta los efectos de los alimentos ultraprocesados. Aunque es cierto que la asociación entre síntomas depresivos y el consumo de alimentos ultraprocesados es mayor en personas sedentarias o menos activas físicamente, no significa que más ejercicio previene este problema.
- Los alimentos ultraprocesados afectan todas las dimensiones de la salud mental. Un aumento en el consumo de alimentos ultraprocesados lleva a una disminución en las puntuaciones de las 6 dimensiones medidas por el MHQ. Los efectos más fuertes se observaron en Adaptabilidad y Resiliencia, seguidos por la Autoimagen Social, el Estado de Ánimo y la Perspectiva, el Impulso y la Motivación, la Cognición y la Conexión Mente-Cuerpo. Por lo tanto, el consumo de alimentos ultraprocesados afecta de manera integral la dimensión emocional de las personas.
- La depresión, la cognición y el control emocional aumentan con los alimentos ultraprocesados. Entre las 47 sensaciones y emociones evaluadas por el MHQ, aquellas que recibieron calificaciones más bajas con un mayor consumo de alimentos ultraprocesados fueron la Regulación del Apetito, seguida por Sentimientos de tristeza, angustia o desesperanza, y la Autoimagen, todos síntomas asociados con la depresión.
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