Las enfermedades del siglo XXI siguen estando relacionadas con la alimentación en una altísima proporción. Los cambios culturales y la persistencia de hábitos de consumo de alimentos preparados en lugares que no son el hogar, constituyen un elemento a tener en cuenta para quienes dictan políticas, y también para la industria de los alimentos1, ya que estos se relacionan con la salud a través de su carencia o su exceso, así como también por la calidad y contenidos específicos.
Esta consideración ha provocado, en años recientes, que se revitalicen los conceptos antiguos tales como: un niño gordo es considerado saludable, una mujer embarazada debe comer por dos. La Comisión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre Macroeconomía y Salud ha demostrado que, las enfermedades perturban el desarrollo y que la inversión en salud es un importante requisito previo al desarrollo económico de una nación.
Por lo anterior, los programas encaminados a promover una alimentación sana y la actividad física para prevenir enfermedades se han convertido en instrumentos decisivos para alcanzar los objetivos de este desarrollo. Ellos se deben integrar eficazmente en programas más amplios de desarrollo y de mitigación de la pobreza2.
El ser humano necesita cubrir diariamente alrededor de 50 nutrientes para alcanzar un adecuado estado nutricional y de salud, los cuales se obtienen consumiendo una alimentación suficiente, variada y equilibrada. Algunos de esos nutrientes son esenciales, es decir, el organismo no los produce y debe recibirlos a través de la dieta3.
Una dieta sana
Según recomendaciones de la Consulta Mixta FAO/OMS2, una dieta sana debe considerar:
- La ingesta energética limitada procedente de las grasas, la sustitución de las grasas saturadas y los ácidos grasos trans por grasas insaturadas.
- Limitar la ingesta de sal (sodio) de toda procedencia, consumir sal yodada.
- Limitar la ingesta de azúcares libres.
- Incentivar el consumo de frutas y hortalizas, así como de legumbres, cereales integrales y nueces.
- Lograr un equilibrio energético para controlar el peso.
Por lo anterior, el Ministerio de Salud, ha elaborado guías educativas, con mensajes que fomenten comportamientos alimentarios saludables, sin dejar de lado aspectos psicosociales que ayudan a las personas a sentirse bien.
- El consumo de lácteos, señalando el daño que un déficit de su ingesta puede ocasionar.
- Incentivar el consumo diario de frutas y verduras por su contenido de antioxidantes y fibra.
- Recomienda aumentar el consumo de leguminosas en reemplazo de la carne porque contribuye a reducir los niveles de colesterol en la sangre.
- Aumentar el consumo de pescado.
- Preferir los aceites de origen vegetal, por encima de los de origen animal, disminuyendo la cantidad a usar y controlando el consumo de frituras.
- Aconsejando la lectura de etiquetas que permiten llevar alimentos bajos en grasas, sal y azúcar, por la implicancia que tienen con la obesidad y sus consecuencias degenerativas.
- Consumir agua de forma habitual, ya que se trata de un agente protector del organismo, eliminador de toxinas, que aseguren su buen funcionamiento.
Ciclo vital
Es importante considerar las etapas del ciclo vital individual para entender el concepto de alimentación saludable, pues las motivaciones para alimentarse son diferentes en cada una de ellas.
Alimentación saludable
La consecución de una alimentación saludable no es una decisión que deba dejarse en manos de la población, ésta, debe ser abordada como un problema de salud pública, con políticas de Estado tendientes a educar, comunicar y empoderar a la comunidad de manera apropiada de la relación que existe entre actividad física, alimentación y salud, así como también en el aporte y gasto energético, los diversos tipos de dietas y modalidades de actividad física que reducen el riesgo de contraer enfermedades no transmisibles y, sobre decisiones saludables en materia de productos alimenticios2.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
- JIMENEZ DE LA JARA, J (2005): Alimentos Sanos y Seguros: Un desafío permanente. Revista Nutrición, Salud y Bienestar. Nº3 / 2005. Nestlé Chile S.A.
- OMS, Consejo Ejecutivo, (2003): Prevención integrada de las enfermedades no transmisibles.
- OLIVARES S. (1998): Alimentación Saludable. Programa de Salud del Adulto. Ministerio de Salud, Chile