En agosto, la Secretaria de Salud federal (SSa) afirmó que la influenza AH1N1 probablemente tendría un mayor número de casos de gravedad y fallecimientos durante esta temporada invernal, en comparación a la del año pasado. Por ello, los esfuerzos de la dependencia para la vacunación han sido particularmente enérgicos, en parte gracias a la Semana Nacional de Salud.
Sin embargo, especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han mostrado preocupación ante el segmento de la población que no se ha vacunado contra la influenza AH1N1. Guadalupe Soto Estrada, de la Facultad de Medicina de la casa de estudios, comentó a EFE que este virus no debe ser subestimado como cualquier gripe común.
Debido a que sus principales síntomas son dolor de cabeza y garganta, tos, malestar general, fiebre de hasta 40 grados y ocasionalmente diarrea y vómito, puede ser confundida con un cuadro gripal común. Pero la AH1N1 es más grave. Una diferencia entre ambas es la fiebre, otra es que la influenza se inicia de forma repentina.
Apuntó que ocho de cada 10 pacientes presentan un cuadro de moderado a severo, pero en las poblaciones de mayor riesgo (bebés, niños, mujeres embarazadas, personas inmunosuprimidas, con obesidad mórbida o diabetes, así como adultos mayores de 65 años) es especialmente necesaria la aplicación de la vacuna. Detalló que la misma, aunque no es efectiva al 100 por ciento, evita que los síntomas de la influenza AH1N1 se compliquen.
Remarcó que, de complicarse en una infección de AH1N1, se puede dañar el sistema inmune significativamente. Esto a su vez deja al virus la puerta libre para dañar las células del aparato respiratorio y dejar la entrada libre a otros microorganismos, como el neumococo. Este patógeno, con las defensas del cuerpo tan bajas, provocaría neumonía o falla orgánica múltiple mortal; particularmente en los niños pequeños que todavía no desarrollan anticuerpos adecuados.
Soto Estrada recomendó a pacientes y profesionales de la salud vacunarse y promover la inmunización ante la AH1N1 antes de la temporada de la influenza, que empieza entre la tercera y cuarta semana de octubre. Pidió también evitar tocarse nariz, boca u ojos, así como estornudar, toser y hablar cerca de personas potencialmente enfermas sin protección, para evitar infecciones.