El conflicto armado en Siria ha provocado una gravísima crisis humanitaria, lo cual al mismo tiempo ha ocasionado que el sistema de salud se vea afectado a tal grado que la ONU dio a conocer recientemente que 44 centros de salud, entre hospitales, clínicas y otras instalaciones médicas fueron atacadas en los meses de junio y julio.
Ante el agravamiento del conflicto armado en dicha nación, la ONU ha solicitado a las naciones que tienen influencia en las partes beligerantes (principalmente Estados Unidos que apoya a las fuerzas rebeldes, así como Rusia e Irán, que respaldan al régimen), hagan todo lo posible para que se respete el derecho internacional humanitario.
Jan Egeland, representante de la ONU y responsable de coordinar el envío de suministros a las zonas en conflicto, explicó que las fuerzas gubernamentales y los grupos rebeldes, así como la influencia de otros gobiernos, “no han permitido que llevemos ayuda a los civiles sin que seamos atacados”.
“En Alepo hay más de 300 mil civiles atrapados y el conflicto armado ha impedido que organizaciones entren con ayuda humanitaria. Esa zona es la más crítica y en donde son más urgentes los suministros”, dijo Egeland.
El representante de la ONU dijo además que la gente que desea ayudar está lista y ansiosa de poder hacerlo, pero es importante que las partes involucradas hagan una pausa en sus combates.
“Debemos recordar que los últimos suministros fueron enviados a finales de abril y esto se dejó de hacer porque las fuerzas gubernamentales y los grupos rebeldes rompieron un acuerdo de libre acceso a las organizaciones de ayuda humanitaria”, señaló Jan Egeland.
“Es triste ver cómo la gente se desangra allí hasta la muerte porque no hay atención médica y no exageraré al decir que las zonas en conflicto están cercanas a la hambruna”, advirtió.