Las anafilaxias o alergias aparecen por múltiples razones, haciendo difícil su diagnóstico. Debido a que, una erupción cutánea, una inflamación o un estornudo; pueden aparecer por alérgenos o simplemente, pueden ser parte de la sintomatología de otra enfermedad.
Sobre todo, porque el sistema inmunológico puede generar una alerta y mandar anticuerpos a causa de elementos tan simples como; el polen de las flores, el pelo de una mascota, el aroma de un perfume, los ingredientes de un jabón o un alimento, que sin querer pueden ser nocivos para nuestro cuerpo.
Sin embargo, estas señales alcanzan a producir desde una irritación menor, hasta una situación de cuidado como unas anafilaxias. Por tanto, es importante observar y analizar las reacciones de nuestro organismo cuando estamos expuestos al medio ambiente, medicamentos, cosméticos o alimentos. Ya que, este escenario repetitivo es motivo de consulta y tratamiento.
Actuar a tiempo disminuye los riesgos
El análisis de sangre para medir los niveles de inmunoglobina E (IgE), muestra la concentración de anticuerpos que reaccionan a un alérgeno, permitiendo que el profesional de la salud pueda hacer un diagnóstico y tratamiento más preciso. De igual manera, las pruebas de punción y provocación indicaran cuales son los agentes que inducen la reacción alérgica en el individuo.
Los ojos irritados acompañado de bolsas de color morado debajo de ellos. Al igual que la picazón en nariz, ojos y paladar, los estornudos y la nariz congestionada, pueden ser una sintomatología asociativa de rinitis alérgica o de la fiebre de heno, producida por el polvo, el polen, la vegetación o los cambios del medio ambiente. Pero también, se puede dar por olores irritantes que inflaman la membrana mucosa.
Edema en una zona específica, urticaria en todo el cuerpo, prurito, fiebre, sibilancia al respirar o inflamación en la cara y/o en los ojos, como consecuencia de una picadura de un insecto, en especial la de una abeja. Debe tener un proceso de observación, ya que puede complicarse con presión en el pecho y dificultad para respirar.
El sarpullido y la tumefacción en la boca y garganta, después de consumir un alimento. Pueden llevar a presumir una alergia alimentaria. Más aún cuando va acompañado de hinchazón en los labios, dolores estomacales, nauseas o vómito y dificultad para respirar, desarrollando una anafilaxia, que puede poner en peligro la vida del individuo.
Las erupciones cutáneas, la fiebre, el entumecimiento de la boca o las extremidades. Al igual que la cefalea, el vómito y el pulso acelerado, después de tomar una medicina natural o alópata, puede referirse a un cuadro alérgico por medicamentos, que requiere consulta con el médico tratante para contrarrestar el efecto.
Las anafilaxias pueden ser detectadas a través de la observación primaria y las pruebas diagnósticas prescritas por el personal médico. Sin embargo, es importante mantener a raya los alérgenos causantes de esta afección procurando tener los espacios habituales libres de polvo y suciedad. De igual manera se debe evitar estar en contacto con sustancias agresivas o toxicas. Y en todo caso es imperativo seguir las recomendaciones sanitarias para efectuar un tratamiento efectivo a tiempo.