La salud mental requiere inteligencia emocional, más en el caso de los médicos que atienden el Covid, donde se exponen a grandes traumas. Porque, aunque los profesionales de la salud tienen la capacidad de manejar en forma integral situaciones catastróficas y de alto impacto. La celeridad con que tienen que actuar y los riesgos propios y con los demás, llegan a menoscabar todo lo aprendido sobre el autocontrol de las emociones.
Los momentos de crisis miden el control emocional
El control personal se convierte en una competencia de gran valor para el personal sanitario. Ya que, no pueden involucrase con el dolor de los pacientes, pero tampoco pueden ser indiferentes frente a las situaciones que se están viviendo. Sin embargo, esta premisa se torna difícil de cumplir, en estos momentos, cuando las decisiones sobre la vida de toda una comunidad está en sus manos.
Mas aun, cuando la propia integridad física y mental, se encuentra al azar. A causa de las largas jornadas laborales, el aumento de casos sospechosos y confirmados, presenciar el contagio de compañeros y vivir con la angustia de convertirse en paciente o ser foco de infección para sus propios seres queridos. Además, de enfrentarse a la incertidumbre de la llegada de la vacuna, la escasez de equipos de protección o los dilemas médicos.1
La salud mental médica, se enfrenta a un desafío en tiempos de pandemia. Debido a que fuera de atender masivamente a un gran número de personas contagiadas que aumentan las cifras de morbilidad y mortalidad, deben mantener el equilibrio entre las reacciones del paciente y su propia salud mental. Al tiempo, que no se puede negociar los deseos propios, contra el deber.
La depresión, la ansiedad, el insomnio y la angustia, se han convertido en cargas emocionales para el personal de salud, a pesar del entrenamiento que poseen sobre habilidades de resiliencia y comunicación, en el ámbito clínico y hospitalario. Lo que lleva a generar una señal de alerta sobre los riesgos que enfrenta la salud mental de los trabajadores de atención sanitaria, obligando a priorizar el bienestar de aquellos que cuidan de la salud de los demás.2
Tras el Covid, no solo aumenta la exigencia en el trabajo y el riesgo de infección. Si no, que también se sumaron los cambios radicales en el estilo de vida, la falta de estabilidad familiar, la violencia y el rechazo, del cual han sido objeto durante este tiempo. Convirtiéndose en un problema de salud pública, que los organismos de salud y el gobierno nacional se ven obligados a atender en prontitud, previniendo estados delirantes, agitación y accidentes cerebrovasculares.
La salud mental medica tras atender casos de Covid, se ha visto fuertemente vulnerada. Demandando estrategias en la atención, que faciliten el acceso a los servicios en forma controlada y estipulando la reasignación del personal para cubrir todos los campos de una manera estructurada.
De esta misma manera, se deben buscar mecanismos educativos y terapéuticos que permitan gestionar las emociones propias, con sus pares, demás compañeros y pacientes. De tal forma, que aquellos que exponen su vida continuamente para salvar la de los demás puedan sentir que el deber cumplido les trajo satisfacción y calidad de vida.
Referencias:
- Torre-Muñoz V., Farias-Cortés J.D., Reyes-Vallejo L.A., Guillen-Díaz-Barriga C. Riesgos y daños en la salud mental del personal sanitario por la atención a pacientes con Covid-19. Rev. Mex. Urol. [internet]2020 [consultado 12 marzo 2021];80(3): 1-9. Disponible en: https://www.medigraphic.com/pdfs/uro/ur-2020/ur203i.pdf.
- Clara Ivette Hernández Vargas, María Eloísa Dickinson Bannack. Importancia de la inteligencia emocional en Medicina. Rev.Inv Ed. Med. internet] 2014 [consultado 12 marzo 2021];3(11):155-160. Disponible en:
http://riem.facmed.unam.mx/node/311.