Debido a que cada año 800 mil personas deciden cometer suicidio en todo el planeta (ubicándolo entre las 20 primeras causas de muerte), la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió nombrar el 10 de septiembre como el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, efeméride creada con el objetivo de concientizar a la población y ayudar para que las cifras disminuyan.
En ese sentido, es claro que el suicidio se trata de un problema global que impacta de distintas formas, pero también es una realidad que tú como médico puedes ayudar para evitar que se presente, en especial entre tus pacientes con tendencias depresivas o que muestren una actitud indiferente ante su entorno.
El poder de la palabra
Algo tan sencillo como ofrecer una plática sincera en la que le hagas ver a tu paciente depresivo el valor de la vida y lo importante que es luchar puede ser invaluable y ayudarlo para que se motive y cambie de actitud. Recuerda que cualquier acción es indispensable en este tipo de situaciones.
De igual forma, para poder anticipar una situación lamentable, observa muy bien a los pacientes que acuden a diario a tu consultorio y si presentan alguna de las siguientes características significa que tienen altas probabilidades de cometer suicidio.
- Ya han tenido un intento previo de suicidio.
- Sufren de algún desorden mental.
- Abuso de alcohol y otras sustancias.
- Desempleo o dificultades financieras.
- Desesperanza sobre el futuro o pérdida de la motivación.
- Enfermedades o dolores crónicos.
- Historia de suicidios en la familia.
- Factores genéticos o biológicos.
Algo importante que debes de tomar en cuenta es que tan sólo el año pasado el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reportó 5 mil 549 muertes por suicidio ocurridas en nuestro país, cifra que resulta alarmante, en especial porque la mayoría de los casos son prevenibles.