En niños pequeños, adaptarse a situaciones excepcionales como el confinamiento obligatorio, puede ser un gran reto. Debido a que no han adquirido la madurez suficiente como para comprender ciertos aspectos biológicos, sociales y económicos de las enfermedades.
Por ende, el encierro prolongado por la pandemia mundial, el cambio de rutina, la falta de contacto con otros familiares cercanos y amigos, la escasa actividad física y el bombardeo constante de información, desencadena en muchos episodios de ansiedad, con los cuales los padres tienen que lidiar, a veces sin las herramientas adecuadas.
Si bien es cierto que lo más adecuado es que un profesional de la salud mental, evalúe cada caso de forma individual; es posible que pacientes, familiares y amigos angustiados recurran a nosotros para obtener algún tipo de apoyo en esta difícil situación.
¿Cómo se presenta la ansiedad en niños?
En los niños, la ansiedad suele ser un poco más difícil de identificar que en los adultos. Ya que, en ocasiones los niños no son capaces de expresar adecuadamente lo que están sintiendo; lo que los lleva en la mayoría de los casos a un estallido de ira, bien sea mediante un berrinche o con una actitud desafiante.
Por supuesto, existen varios estadios así como niños más sensibles que otros. Entre los síntomas frecuentes de una crisis ansiosa en un niño tenemos sudoración excesiva, taquicardia, mareos, tensión muscular y dolor de estómago.
Pero, también puede tener otras manifestaciones leves, que a menudo son las que pasan desapercibidas, como ataques de hambre, falta de concentración, baja autoestima, tics nerviosos, pensamientos negativos, movimientos repetitivos e irritabilidad.
En el contexto de la pandemia, también es común ver niños que han desarrollado algún trastorno obsesivo compulsivo relacionado con la higiene de las manos, e incluso algunos sienten tanto temor al contagio que se niegan a salir de sus hogares y a tener contacto físico con otras personas.
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Lidiar con la ansiedad
Si en el entorno familiar un niño tiene algunos de estos síntomas, es importante tomar correctivos inmediatos en miras de mejorar su bienestar emocional. Y el primero entre ellos, es limitar el exceso de información.
A estas alturas, todos manejamos grandes cantidades de información respecto al virus. Sabemos todo respecto al número de contagios, de muertes, las medidas políticas y económicas que han tomado los países, los avances con la vacuna, la fisiopatología, etc.
Por lo tanto, estamos en la capacidad de explicar a nuestros hijos de forma más sencilla, honesta y comprensible la situación; de esta manera, evitamos la sobreexposición sin restarle importancia a la crítica situación que estamos viviendo.
Otro punto importante, es no desestimar sus emociones cuando sienta necesidad de expresarlas. No podemos asegurarle que todo estará bien, así que lo mejor es ser empático y demostrarle apoyo.
Mantener a raya la ansiedad mediante la realización de tareas conjuntas como bailar, realizar ejercicio, juegos de mesa, manualidad o cocinar, es la mejor manera de distraer al niño de las preocupaciones.
Es difícil manejar la fobia al contacto o a salir a espacios abiertos, por ello hay que brindar un ambiente seguro, en el cual el niño se sienta cómodo. No debemos olvidar que los niños aprenden del ejemplo de sus padres, por lo que es necesario mantener el aplomo y transmitir seguridad, para calmar la ansiedad del niño.
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