El cambio climático influye en determinados aspectos sociales y medioambientales de la salud. Según se prevé, entre 2030 y 2050, este causará unas 250 mil muertes cada año, debido a la malnutrición, el palaudismo, la diarrea y el estrés calórico.
Las temperaturas extremas del aire contribuyen directamente a las defunciones por enfermedades cardiovasculares y respiratorias, sobre todo entre las personas de edad avanzada. Por ejemplo, en la ola de calor que sufrió Europa en verano de 2003, por ejemplo, se registró un exceso de mortalidad cifrado en 70 mil defunciones.
Los niveles de polen y otros alérgenos son mayores en caso de calor extremo
Las temperaturas altas han provocado, además, un aumento de los niveles de ozono y de otros contaminantes del aire que agravan las enfermedades cardiovasculares y respiratorias.
Los niveles de polen y otros alérgenos también son mayores en caso de calor extremo. Estos pueden provocar asma, una dolencia que afecta a unos 300 millones de personas. Se prevé que el aumento de las temperaturas que se está produciendo aumentará esta carga.
El aumento del nivel del mar y unos eventos meteorológicos, cada vez más intensos, destruirán hogares, servicios médicos y otros servicios esenciales. Más de la mitad de la población mundial vive a menos de 60 km del mar y muchas personas pueden verse obligadas a desplazarse. Este cambio cambio climático acentúa, a su vez, el riesgo de efectos de salud, desde trastornos mentales hasta enfermedades transmisibles.
La creciente variabilidad de las precipitaciones afectará probablemente al suministro de agua dulce y la escasez de esta puede poner en peligro la higiene y aumentar el riesgo de enfermedades diarreicas, que cada año provocan en torno a 760 mil defunciones en menores de 5 años. En los casos extremos, la escasez de agua causa sequía y hambruna. Se estima que a finales del siglo XXI es probable que el cambio climático haya aumentado la frecuencia y la intensidad de las sequías a nivel regional y mundial.
La OMS ha medido los efectos del cambio climático
El aumento de las temperaturas y la variabilidad de las lluvias reducirán probablemente la producción de alimentos básicos en muchas de las regiones más pobres. Ello aumentará la prevalencia de malnutrición y desnutrición, que actualmente causan 3,1 millones de defunciones cada año.
Es probable que el cambio climático prolongue las estaciones de transmisión de importantes enfermedades transmitidas por vectores y alteren su distribución geográfica. También el paludismo depende mucho del clima.
Concretamente, esta enfermedad transmitida por el mosquito del género Anopheles, mata a casi 600 mil personas cada año, sobre todo niños africanos menores de 5 años. Los mosquitos del género Aedes, vector del dengue, son también muy sensibles a las condiciones climáticas. Los estudios al respecto llevan a pensar que es probable que el cambio climático continúe aumentando el riesgo de transmisión del dengue.
Eso sí, a medición de los efectos sanitarios del cambio climático solo puede hacerse de forma aproximada. Aunque en una evaluación llevada a cabo por la OMS se concluyó que, según las previsiones, el cambio climático causará anualmente unas 250 mil defunciones adicionales entre 2030 y 2050; 38 mil por exposición de ancianas al calor; 48 mil por diarrea; 60 mil por paludismo y 95 mil por desnutrición infantil.