En la actualidad contamos con una gran cantidad de información respecto a ciertos tipos de actividades que son más propensas a ocasionar algún daño en el tejido intervertebral discal, preponderantemente a nivel lumbar con componentes como flexión, comprensión y torsión con un posible desarrollo subsecuente de degeneración discal. De tal modo es más sencillo conocer cuáles son las actividades que una persona debe evitar con el objetivo de preservar la integridad del disco intervertebral. Sin embargo, existe poca información sobre qué protocolos de carga dinámica deben seguirse para lograr un efecto benéfico sobre el mismo.
El disco intervertebral es una estructura muy activa que actúa como un amortiguador hidráulico, pretensado y cerrado que transmite las cargas y proporciona la flexibilidad a la columna. Esta articulación especializada consta de 3 partes: el anillo fibroso, el núcleo pulposo y los platillos cartilaginosos.
Tanto el núcleo pulposo, como el anillo fibroso están formados por agua, colágeno y proteoglicanos cuyas concentraciones sufren una descomposición gradual, disminuyendo con la edad en el proceso degenerativo, con menor capacidad para atenuar y distribuir las cargas aplicadas, disminuyendo la altura del disco y del foramen vertebral.
Caminar deprisa o correr a baja velocidad (2 m/s) de forma continua y con una carga axial repetitiva en condiciones sanas, se encuentra asociado significativamente con una mejoría en las propiedades de composición viscoelástica del disco intervertebral con mayor hidratación, aumento en los niveles de glucosaminoglicanos, hipertrofia y evidencia imagenológica de mayor altura en los discos intervertebrales lumbares, con una clara presentación de predominio a nivel de la columna lumbar baja. Así lo ilustra de forma precisa y detallada el doctor Belavy en la revista Nature, en un reporte científico.
Los corredores en el citado estudio presentaban discos intervertebrales lumbares con mejores concentraciones de este tipo de materiales biológicos y de mayor tamaño que aquellos que no realizaron ningún deporte. El aumento de tamaño de los discos intervertebrales en respuesta al impacto, magnitud, frecuencia y duración que produce esta clase de actividad física puede ser comparable al proceso que sufre el músculo durante un entrenamiento de fuerza muscular.
Los resultados este estudio pueden tener relevancia en múltiples trastornos del disco intervertebral como causa del dolor lumbar en hernias, degeneración, inestabilidad y estenosis vertebral.
El dolor relacionado con la columna vertebral obedece a una enfermedad médica compleja que tiene factores físicos y psicosociales, representando uno de los mayores costos socioeconómicos, generando discapacidad a corto y largo plazo, acompañado además de una pérdida importante en la actividad laboral.
Al igual que la actividad física es una herramienta fundamental para el abordaje y tratamiento de los pacientes cardiometabólicos, el conocimiento de qué tipo de cargas son óptimas para el disco intervertebral, tendrá como resultado mejores pautas para prevenir la cascada degenerativa y posible manejo de los pacientes con dolor en la columna.