Frente al burnout, la resiliencia es una de las herramientas más valiosas para luchar contra esto y se considera algo fundamental para soportar los embates de la educación y las prácticas médicas. Así que el movimiento del burnout a la resiliencia es comprensible. Se puede definir esta última como la “capacidad para recuperarse rápidamente de las dificultades o la capacidad para recuperarse después del impacto”.
En la atención sanitaria esta habilidad es necesaria, ya que las presiones sistémicas, las demandas organizativas y la tensión interpersonal están omnipresentes y contribuyen a las complejidades emocionales existentes e la atención a las personas enfermas y que sufren.
La resiliencia se pavimenta en la responsabilidad personal
Aunque la resiliencia también se presta a ideas sobre el valor y la dureza, una impermeabilidad a la vulnerabilidad que es inherente a la atención médica. El camino hacia la resiliencia parece estar pavimentado sobre el estoicismo y la responsabilidad personal y esto es algo que suena un poco solitario.
Los problemas surgen cuando la resiliencia y la reducción del estrés se enfocan demasiado en las intervenciones individuales en lugar de las organizacionales y cómo estas intervenciones individuales pueden, irónicamente, exacerbar el estrés y la mala salud. En este sentido, la meditación, atención plena y el ejercicio son indudablemente beneficiosas, lo que estas intervenciones no consideran son los contribuyentes sistémicos y políticos del burnout, especialmente dentro de algunos sistemas sanitarios, así como la causa fundamental.
Se deben fomentar las oportunidades para reflexionar sobre el trabajo
Como educadores médicos, la principal tarea es ayudar a los aprendices a mantenerse conectados con las cosas que no son realmente importantes. Esto se puede hacer reconociendo que una vida al servicio de la atención médica tiene que ver con el corazón y la mente y recordándoles, a su vez, el privilegio que tienen de entrar en el mundo de los pacientes y brindarles atención cuando lo necesitan más.
Ya sea de manera formal o informal, especialmente aquellos que ocupan puestos de liderazgo, se deben fomentar las oportunidades para reflexionar sobre el trabajo que realizan los médicos y los residentes o estudiantes todos los días. Se trata de reflexionar intencionadamente para ayudar a los estudiantes y residentes a mantenerse conectados con aquello que hace que la medicina sea tan significativa.
En ocasiones, la resiliencia no se trata de “ser valiente” sino de que se reconozca el propio sufrimiento. Es decir, se trata de ser visto, conocido y escuchado mientras uno lucha por atender a los demás. A veces, los médicos y aprendices necesitan tener la oportunidad de reducir la velocidad y recordar por qué eligieron ser médicos en primer lugar.