La mala noticia se define como aquella que altera o cambia la perspectiva del paciente y su familia de manera drástica y negativa; que causa alteración emocional de forma adversa o grave, y afecta su visión futura1.
El tema ha sido investigado en todo el mundo, en la década de 1980 aumento el interés en el tema, debido a problemas como: la protección ante la respuesta agresiva del paciente en función de la seguridad física, la reputación y aspectos legales contra el médico; y, a causa de que el paciente exige mayor información sobre su enfermedad, debido al fácil acceso a los medios de comuncacion2. Lo cual, ha generado la realización de manuales, protocolos y cursos; e incluso, se han modificado leyes o reglas para dar las malas noticias.
Barley Buckman, en la Universidad de Toronto, desarrollo el protocolo más utilizado, denominado SPIKES3:
- Setting up: preparar un entorno sin interrupciones, a fin de que se respeten la privacidad e intimidad del informado y la preparación profesional.
- Perception: es la manera de adecuar la información y explicar, con base en lo que sabe el paciente y lo que comprende; el manejo de la comunicación verbal y no verbal.
- Invitation: tener la información completa de lo que desea saber el paciente.
- Knowledge: uso del vocabulario adecuado sin tecnicismos en la entrega de la información.
- Emotions: mostrar empatía y emociones del médico al paciente y/o familia.
- Strategy and summary: se trata de disminuir la ansiedad, responder a las emociones y sentimientos del paciente y/o familia, además de tener un plan futuro.
En muchos países del mundo se han realizado estudios relacionados con la entrega de malas noticias4, 5, 6, 7,8.
La entrega de malas noticias ha sido exhaustivamente indagada en el segundo y tercer nivel de atención, en la comunicación de diagnósticos graves o incapacitantes; por lo cual, es importante realizar estrategias educativas enfocadas al personal médico en formación para el primer nivel de atención, en el cual los pacientes, familiares o acompañantes recibirán los resultados de una gama diversa de padecimientos crónico-degenerativos que afectan en mayor o menor medida la integridad del individuo y la familia9.
Comunicar de manera adecuada una mala noticia, no es una habilidad opcional, se ha convertido más bien en una parte esencial de la práctica profesional10, motivo por el cual cobra cada vez mayor relevancia. El debate acerca del nivel de veracidad de la información dada a los pacientes sobre su diagnóstico, se ha desarrollado significativamente en los últimos tiempos.
REFEREBCIAS BIBLIOGRAFICAS
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