Seguro que, en alguna ocasión, has sufrido el bloqueo emocional. Este se manifiesta con sensaciones como sentirse sin ganas, en cero, en blanco, detenido, inmóvil, sin fuerzas, etc. Este es un fenómeno en el que se ponen en marcha mecanismos de defensa para evitar poner en evidencia aquello que nos causa sufrimiento o nos disgusta. Si quieres saber más, a continuación te hablamos del bloqueo mental.
Imagina una forma sencilla de pensar en el bloqueo mental y emocional y seguro que se te viene a la cabeza la de un callejón sin salida, algo así como encontrarse atrapado en un laberinto. Esto significa que por más que intentes encontrar una solución, no se consigue visualizar una situación diferente.
¿Qué es el bloqueo emocional y cuáles son sus causas?
El bloqueo emocional se trata de una sensación de inmovilización en la que quisiéramos ser capaces de dar una respuesta, pero esta no aparece, no fluye. Además, procede mediante la negación o la evitación de las vivencias que nos disgustan o nos causan displacer. Ahora bien, esto no quiere decir que no exista; aún está presente, pero mantenerla “a raya”, implica un enorme gasto de energía.
Respecto a los bloqueos mentales y emocionales, debemos pensarlos de la mano. Las personas no somos “una cosa o la otra”, “emoción o pensamiento”, sino que ambos aspectos se presentan de forma simultánea.
Muchas veces, un pensamiento negativo nos dispara una determinada emoción y nos inhibe a la acción. Asimismo, un determinado temor puede alimentar, de forma recurrente, dicho pensamiento.
Causas del bloqueo mental
Hay una amplia variedad de factores que inciden en el bloqueo emocional o mental. En sí, esto depende de las circunstancias, de la persona, de sus experiencias anteriores, etc. Una de las más frecuentes tiene que ver con el Burnout, que es una situación extrema de agotamiento físico y mental, lo que supone el estrés en su punto más alto.
La cabeza se encuentra en un punto tal de fatiga que reconoce que está cansad, pero se siente incapaz de pensar en qué hacer para salir de dicha situación. Esto genera más frustración, impotencia y enojo.
También las emociones desempeñan un papel relevante. Es decir, el bloqueo mental y emocional van de la mano porque hay una dificultad para reconocer y gestionar las emociones y aparece como un mecanismo de defensa.
¿Cómo afrontar estos bloqueos?
Algunas de las indicaciones que puedes tener en cuenta para afrontar un bloqueo mental y emocional son las siguientes:
- Pregúntate sobre tus necesidades: ¿Qué necesito para sentirme mejor? ¿Qué debería cambiar para sentirme de otra manera? A veces, no tenemos claro qué podemos hacer, pero sí qué necesitamos cambiar.
- Habla con otras personas: en ocasiones, “sacar” hacia afuera un problema o un asunto nos permite escuchar el punto de vista de otras personas y facilita que afloren algunas ideas o sentimientos diferentes.
- Permítete sentir: fuimos educados en las “formas correctas” de mostrarnos y presentarnos. Pero, por el contrario, las relaciones humanas tienen matices y no siempre nos encontramos a gusto. Es importante poder darnos ese lugar de pensarnos, de expresar ante otros el modo en que nos sentimos y cómo nos afectan sus acciones.
- Conecta con tus placeres, desde el ocio y la recreación: permítete recuperar aquellos momentos en los que disfrutas y en los que piensas solo en “el aquí y el ahora”, desconectando de las preocupaciones del futuro.
- Pide ayuda terapéutica: muchas veces, los bloqueos mentales y emocionales deben afrontarse con herramientas más elaboradas y profesionales que aquellas que podemos implementar de forma espontánea.