Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte a nivel mundial, y en Colombia esto no es la excepción. Incluidas hipertensiones arteriales, enfermedad coronaria (infarto de miocardio), falla cardíaca y enfermedad cerebrovascular. Estas y otras enfermedades se presentan como un daño severo, crónico e irreversible de la función del corazón, lo que se manifiesta como una falla del mismo, o falla cardíaca, caracterizada por disnea (asfixia), edemas (hinchazón) y fatiga (cansancio fácil).
Cuando los diferentes tratamientos farmacológicos y no farmacológicos para problemas cardíacos no son suficientes o adecuados para el tratamiento de los síntomas, y se manifiestan de forma grave, severa y frecuente, como son disnea o asfixia en reposo o con mínimos esfuerzos, dolor torácico (angina) persistente y hospitalizaciones frecuentes por complicaciones del miocardio, el paciente debe ser evaluado por el cardiólogo y por el especialista en falla cardíaca, quienes deben considerar la opción de trasplante. Todo esto indica que el paciente tiene un riesgo muy elevado de complicaciones cardiovasculares, lo cual deteriora progresivamente su calidad de vida y disminuye su expectativa de vida. Y si se confirma que el paciente es candidato para trasplante cardíaco, en el caso de Colombia se deben efectuar los trámites de autorización ante su entidad de salud (EPS) para que el paciente pueda ingresar a una lista única de espera a nivel nacional, la cual es coordinada y supervisada por la Red Nacional de Donación y Trasplante del Instituto Nacional de Salud. En la lista están todos los pacientes que esperan un donante compatible, para ser llevados a trasplante cardíaco.
Si bien el trasplante cardíaco es una cirugía cardiovascular de alta complejidad y, como tal, tiene riesgos, la calidad y la expectativa de vida de los pacientes trasplantados de corazón es mucho mejor y más alta que la que tendría el paciente que requiere el procedimiento y no se lo realiza.
Al ser considerada esta condición por parte del especialista, el paciente debe ser remitido a una institución que tenga un programa de falla cardíaca avanzada y trasplante cardíaco, en donde se definirá si el paciente es candidato a trasplante cardíaco.[1]
El procedimiento surgió luego de la alianza entre la mencionada institución hospitalaria con el personal científico del Houston Methodist Hospital, el MD Anderson Cancer Center de Houston y la Fundación United 2 Cure Children. Gracias a esta unión, hoy Colombia adquiere este reconocimiento como único país latinoamericano que ha logrado tal hazaña.
Este proceso denominado autotrasplante cardíaco tiene una duración aproximada de 10 horas y consiste en retirar el corazón para extraer tumores o masas y volver a implantar el órgano en el cuerpo. La cirugía sólo se ha realizado 16 veces en el mundo por su alta complejidad. A Laura Caicedo, una colombiana de 22 años, le quitaron el corazón, se lo repararon y lo volvieron a poner en su lugar. Un procedimiento de alta complejidad que se logró realizar por primera vez en Latinoamérica y se llevó a cabo en la Fundación Cardioinfantil en Bogotá.[2]
El gran avance en este proceso implica la enorme ventaja de que a veces no será necesario esperar un donante que cumpla las condiciones de compatibilidad, no habrá rechazo, por lo cual, obviado el problema inmunológico, el reto de este tipo de trasplantes será la técnica quirúrgica. 3
[1] (Juan Esteban Gómez, 2018)
[2] (MSP, 2019)
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