Los avances en medicina parecen surgir cada vez más rápido en las últimas décadas. Se han desarrollado nuevos medicamentos, procedimientos y tecnologías para el apoyo de médicos y cirujanos a nivel mundial. La precisión en cirugía es prácticamente microscópica, por lo que la cantidad de complicaciones debería verse reducida enormemente. Sin embargo, esto no ha sucedido en la medida de lo esperado, debido en parte a un problema muy común en México y en el mundo: la falta de estandarización en los procedimientos.
En América Latina – y en México en particular – existe una cultura de arraigo al “así siempre se ha hecho”. Se ve en las prácticas quirúrgicas, que son transmitidas de cirujano en cirujano durante la especialización médica. Muchas de estas prácticas transmitidas suelen ser arcáicas, por lo que actualmente no son las óptimas y llevan a que haya cierta resistencia a procedimientos más modernos, en los que se ha comprobado que hay menos complicaciones y mejores resultados.
La falta de estandarización de procedimientos quirúrgicos también lleva a dificultades para identificar la raíz de complicaciones en cirugías. Por ejemplo, si no se sigue un mismo procedimiento en el paciente A y el paciente B, resulta difícil hacer una comparación objetiva para determinar las acciones decisivas que determinaron el éxito o el fracaso de cada uno de ellos. Esto trunca las posibilidades de perfeccionamiento de dichos procedimientos.
Ante estos obstáculos, la Organización Mundial de la Salud lanzó hace unos años una campaña para promover la cirugía segura, que comprende la estandarización de procedimientos quirúrgicos, muchas veces a través de laparoscopia. El hecho de que se sigan los mismos pasos en procesos quirúrgicos, ofrece beneficios tanto para médicos como para pacientes.
En el caso de los médicos, la estandarización de procedimientos quirúrgicos ayuda a perfeccionarlos y comparar la efectividad de uno sobre otro, que es lo que finalmente produce mejores resultados y conduce a avances médicos.
Para los pacientes, los beneficios de la cirugía segura son enormes. Se ha comprobado que de esta forma se logra reducir significativamente el índice de complicaciones durante el procedimiento y a largo plazo. Esto es de especial importancia cuando se tratan de adoptar técnicas de cirugía de mínima invasión, que son altamente tecnificadas y complejas.
Con los cambios que la actual pandemia ha traído al mundo médico, es momento de añadir uno más: acotar los procedimientos quirúrgicos a estándares respaldados científicamente, y seguirlos paso a paso. Es hora de que empecemos a seguir protocolos que respeten los métodos con mayor relevancia científica y que dejemos a un lado el hábito de operar de acuerdo a prácticas tradicionales, al “así siempre se ha hecho”.
Los invito a promover una cultura de cirugía segura, de abrir nuestras mentes ante las ventajas de los procedimientos de mínima invasión y ahorrarle muchas horas de sufrimiento a miles de pacientes al poder ofrecerles el mejor tratamiento y cuidado postoperatorio. Es parte de nuestro deber como médicos.