Generalmente, la cirrosis hepática está asociada al virus de la hepatitis C o por el consumo irresponsable de bebidas alcohólicas, sin embargo diversas estadísticas han demostrado que este padecimiento también puede desarrollarse como consecuencia de la obesidad.
De acuerdo con la doctora Belinda Martínez, hepatóloga del Hospital General del Centro Médico Nacional La Raza del IMSS, el número de casos de esteatohepatitis no alcohólica va en aumento.
Va en aumento porque nuestro país tiene un alto y creciente índice de obesidad y sobrepeso. Y, por tanto, el hígado graso se está presentando con mayor frecuencia en este tipo de pacientes”, admitió Martínez en entrevista para el periódico Excélsior.
La situación es alarmante ya que en los ultimas 20 años la cirrosis se ha mantenido entre las diez principales causas de muerte en hombres y mujeres. Un Informe sobre la Salud de los Mexicanos 2015, publicado por la Secretaría de Salud, detalló que en 2013, fallecieron 23 mil personas por cirrosis, en su mayoría hombres.
Además advierten que muchas personas con este padecimiento son asintomáticos lo que impide el diagnóstico y tratamiento oportunos.
Los especialistas también señalan la importancia de la prevención, ya que la única alternativa antes de una complicación grave es el trasplante que en la mayoría de las casos se convierte en una procedimiento caro y difícil.
De hecho la hepatitis inducida por alcohol o por hígado graso tiene una una amplia expectativa de prevención y por ende mejores resultados para tratarse.
La hepatóloga Martínez recomienda poner atención a cualquier signo perjudicial, “debemos revisar si tenemos sobrepeso, obesidad o cualquier enfermedad relacionada con el síndrome metabólico, hacernos estudios en forma preventiva, cambiar nuestro estilo de vida con buena alimentación y ejercicios para evitar tener el hígado graso”.
Sin embargo, la hepatitis B y C, siguen siendo la causa más común de cirrosis y cáncer hepático, en ocasiones presenta pocos síntomas pero también puede prevenirse; el sector de salud ofrece vacunas para la hepatitis B desde 1999.