En diciembre del año pasado se reveló que el principal (y prácticamente único) miedo de los estudiantes de medicina de ejercer en el país es la violencia desatada por el crimen organizado, específicamente por el narcotráfico. Dicho terror se manifiesta incluso entre los médicos titulados, claro ejemplo de ello es el estado de Chihuahua, donde los centros de salud están cerrando por falta de personal ocasionada por la inseguridad.
De acuerdo con un comunicado de la Secretaría de Salud de Chihuahua (SSCh), al menos cuatro centros médicos en el estado han dejado de prestar servicio. Las citadas instalaciones se encuentran en la zona serrana de los municipios de Gómez Farías, Cuauhtémoc y Témoris, donde múltiples carteles de narcotraficantes se disputan las rutas para el envío de droga hacia los Estados Unidos.
Al respecto, Ernesto Ávila, titular de la dependencia, afirmó que persiste un déficit del 60 por ciento de personal médico en los centros de salud de Chihuahua, a pesar de los incentivos y bonos económicos que se han anunciado para los profesionales que deseen prestar sus servicios en estas zonas. En una comparecencia en el Congreso local el martes pasado, apuntó:
Nosotros ofertamos ya 29 mil pesos, más algunos incentivos a los médicos y ni así logramos que lleguen a acercarse ni quieran ir a la Sierra. Esta cuestión no es de que (como dependencia) no queramos (proporcionar personal de salud), es que los médicos definitivamente no quieren ir.
Hace un año, médicos de Chihuahua fueron secuestrados en Las Varas de uno de los centros de salud del estado para atender a heridos de bala, resultado de un enfrentamiento entre el cártel de Sinaloa y La Línea que culminó con la muerte de 15 personas. Además, en noviembre de 2017 y en julio pasado desaparecieron el director del Hospital Regional del municipio Gómez Farías y cuatro internos de enfermería del municipio de Parral, respectivamente. De ninguno se sabe su paradero.
Desde el inicio de la cruzada antidrogas en México, más de 200 mil personas han sido asesinadas por los grupos narcotraficantes y las fuerzas federales. Saludiario analizó hace un año cómo los médicos se han convertido también en una población de víctimas colaterales en este conflicto, no sólo en Chihuahua sino a lo largo de todo el país.