Muchos de los más grandes descubrimientos en la historia de la ciencia (como la penicilina) han sido el resultado de afortunados accidentes. Tal es el caso de la boligoma, juguete creado por accidente hace casi 70 años y que en combinación con el carbono podría representar el futuro de la industria médica.
Científicos en el Trinity College en Irlanda decidieron aprovechar las extraordinarias propiedades de la boligoma (para las cuales no había sido descubierta ninguna utilidad salvo la de un juguete infantil), para mezclarlas con el grafeno, uno de los conductores eléctricos más prometedores en la actualidad, y dar paso a un nuevo material que podría tener diversos usos en la manufactura de equipo médico.
El resultado de mezclar tan particulares materiales dio como resultado un material que conserva la maleabilidad de la boligoma, pero con la capacidad de conducir la electricidad y una extraordinaria sensibilidad a la presión, situación que permite variar la resistencia eléctrica del material, propiedad que puede dar paso a una gran cantidad de aplicaciones médicas.
De acuerdo con los investigadores el nuevo material es tan sensible que presionándolo levemente contra la arteria carótida se puede medir no únicamente el pulso de una persona, sino incluso su presión arterial.
Los resultados de la investigación llevada a cabo por el equipo de científicos irlandeses fue publicada en Science y seguramente despertará el interés de quienes se dedican a la creación y manufactura de equipo médico.