Como bien sabes los trasplantes intestinales cuentan con uno de los índices de rechazo más elevado, situación que sumada a la falta de cultura de donación que existe en nuestro país, hacen prácticamente imposible encontrar dicho órgano a tiempo para las personas que así lo necesitan. Sin embargo, dicha situación podría estar cerca de dar un vuelco de 180 grados gracias a una investigación de la Escuela de Medicina de Harvard, la cual ha logrado crear intestinos humanos en el laboratorio.
Con el objetivo de combatir el bajo índice de donación que prevalece (problema no exclusivo de México) y con ayuda de las células madre iPSCs (células madre pluripotentes inducidas), los investigadores han sido capaces de desarrollar tejido intestinal capaz de ser desarrollado “bajo demanda”, evitando así el riesgo de rechazo y con él la necesidad del empleo de fármacos.
El experimento fue realizado en ratones, los cuales lograron todas sus funciones intestinales luego de recibir el órgano creado artificialmente, situación que ha sido visto con buenos ojos por la comunidad científica, pues el avance podría ser empleado para mejorar el pronóstico de pacientes con enfermedades como la de Crohn o incluso cáncer.
De acuerdo con el Dr. Harald Ott, profesor asociado de cirugía en la Escuela de Medicina de Harvard, el siguiente paso consistirá en madurar estos órganos y escalarlos a un nivel que permita emplearlos en las personas que los necesiten.
El siguiente paso será madurar estos órganos y escalar su construcción a nivel humano, para que algún día seamos capaces de proveer una alternativa más accesible de trasplante para pacientes con síndrome de intestino corto, idealmente construyéndolo con las especificaciones de cada paciente, evitando así el uso de inmunosupresores.
Para el estudio los investigadores emplearon segmentos de 1.5 pulgadas de intestino delgado, mismos que al ser insertados en las ratas comenzaron con la circulación de sangre de forma inmediata.
Sin lugar a dudas un interesante estudio que, de avanzar por el camino correcto, permitirá mejorar la calidad de vida de muchas personas, además de brindar una nueva alternativa para lidiar con el bajo índice de donación orgánica que predomina en México y muchos otros países.
La investigación completa fue publicada en Nature Communications.