Fue a principios de octubre pasado que el Departamento de Salud de Minnesotta (MDH, por sus siglas en inglés) y los Centros de Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) comenzaron a investigar un repentino brote de mielitis flácida aguda (AFM). De los relativamente pocos casos que existían para octubre, ya han saltado a un potencial número de 299 niños enfermos, considerando casos confirmados y bajo investigación.
En un comunicado, el CDC afirmó que ya se tienen detectados 80 casos de AFM por todo el territorio estadounidense. Si bien no se reveló en qué estados se encuentran los jóvenes enfermos, sí se sabe que están repartidos en 25 entidades. Además, la dependencia federal se encuentra investigando otros 219 posibles pacientes, que podría elevar el número a casi 300.
Desde agosto de 2014, cuando se registraron 120 casos en todo el país, la CDC no había detectado un número tan alto de pacientes en Estados Unidos. Reafirmó que, a pesar de los brotes de AFM en 2014, 2016 y 2018 (que suman al menos 404 pacientes confirmados, 90 por ciento de ellos menores de cuatro años), se trata todavía de una enfermedad rara que afecta a menos de uno en un millón de ciudadanos.
A pesar de tener la situación relativamente bajo control, ni el CDC ni otras autoridades o expertos de salud saben cuáles son las causas de la AFM. Se tiene la teoría que un virus podría ser el detonante (particularmente los enterovirus o el virus del Nilo Occidental), pero las investigaciones para aclararlo se encuentran todavía en progreso.
Tampoco se tiene una claridad por qué en algunos casos los pacientes tienen una recuperación total, mientras que otras personas desarrollan severos efectos a largo plazo. Tampoco se tiene certidumbre en cuáles podrían ser los factores de riesgo que podrían predisponer a los pacientes a desarrollar AFM, lo cual ha dificultado las tareas de prevención del CDC.