- Tan sólo en México se diagnostican 14,500 nuevos casos anuales de este tumor.
- Por su incidencia está catalogado como el cuarto más frecuente a nivel nacional.
- Debido a la falta de síntomas claros en sus primeras etapas se considera que es un “asesino silencioso”.
Los tumores son tan antiguos como la humanidad y a la fecha se mantienen como un serio problema de salud pública. De hecho, a la fecha son responsables de casi 10 millones de fallecimientos anuales. Una de sus características es que se pueden desarrollar en cualquier parte del cuerpo aunque hay algunos más peligrosos que los demás. Dentro de los que tienen una tasa de mortalidad más elevada se encuentra el cáncer colorrectal.
Para tener en cuenta, el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) afirma que esta neoplasia es la cuarta más frecuente en México. Mientras que al igual que el resto, uno de los mayores inconvenientes es que la mayoría de los casos se identifican en etapas avanzadas.
Para profundizar más en el tema te compartimos una entrevista con el Dr. Antonio Ucar, quien es un oncólogo y hematólogo del BHM Cancer Institute. Nos platicó desde las primeras señales de alerta hasta los tratamientos que existen para los pacientes.
¿Nos puede hablar acerca de los factores de riesgo principales para el cáncer colorrectal?
Los factores de riesgo importantes que las personas pueden no ponerles mucha atención son la edad. Las personas mayores de 50 años tienen un riesgo más alto. También los antecedentes familiares; la enfermedad intestinal inflamatoria; la colitis ulcerativa; y la enfermedad de Crohn.
Otros factores menos conocidos incluyen factores raciales o étnicos. Los afroamericanos tienen probabilidades aproximadamente un 20 por ciento mayores de desarrollar cáncer de colon durante sus vidas y las personas de descendencia judía esquenacita también tienden a tener una frecuencia más alta de cáncer colorrectal.
¿Hay algún síntoma que la mayoría de las personas no necesariamente asociarían con este tumor?
Hay síntomas que no son específicos y por esto puede que no sean asociados con el cáncer colorrectal en primera instancia. Algo tan simple como sentirse fatigado. Por ejemplo, uno de mis pacientes que es corredor, llegó donde mí para manifestar su cansancio extremo luego de hacer ejercicio. ‘Doctor, yo antes corría cinco millas al día y ahora después de una milla estoy exhausto y pienso que no puedo seguir corriendo’. Eso podría ser una indicación de que el paciente desarrolló anemia, la cual puede estar relacionada con la pérdida de sangre por causa de una lesión maligna como el cáncer de colon.
Además, cuando los pacientes tienen estreñimiento o cuando se percatan que las heces están más pequeñas o delgadas. Eso puede indicar que hay algún bloqueo en la ruta de las heces. Síntomas más específicos relacionados con el conducto gastrointestinal incluyen distensión abdominal, o una masa palpable.
¿Nos puede explicar las guías o medidas para las pruebas de detección del cáncer colorrectal?
Los pacientes que tienen un ‘riesgo promedio’ son aquellos que no tienen factores predisponentes. No han tenido cáncer previamente ni pólipos, antecedentes familiares, enfermedad intestinal inflamatoria, síndrome hereditario de cáncer colorrectal, o radioterapia anterior al abdomen/pelvis.
Para estos pacientes con riesgo promedio, la recomendación de la American Cancer Society (ACS) hoy en día es comenzar a hacer colonoscopias de detección a la edad de 45 años, en vez de a los 50 como estuvo propuesto por muchos años. La frecuencia del cáncer colorrectal en el grupo de 40 a 49 años ha estado aumentando, y eso ha sido el catalizador para que se recomienden colonoscopias más temprano.
¿Nos puede hablar con más detalle acerca de las variadas pruebas para el cáncer colorrectal que están disponibles, además de la colonoscopia?
Hay otras pruebas que son más simples y no invasivas que se pueden hacer una vez al año, como una prueba inmunoquímica fecal (PIF en español o FIT por sus siglas en inglés) y la prueba de sangre oculta de guayacol (gFOBT).
Estas pruebas no son tan específicas como una colonoscopia, pero aun así pueden ser muy eficaces. Hay otras pruebas como la prueba de ADN de las heces (FIT-DNA) que detecta no solamente sangre en las heces, sino también ADN tumoral o de un pólipo que podría alertar la presencia de pólipos complejos o de cáncer en el colon.
Hay otras pruebas que son no-invasivas que también pueden ser útiles como la colonografía por CT (colonoscopia virtual). La sigmoidoscopia flexible es más simple que una colonoscopía porque requiere menos preparación del intestino, pero la limitación es que únicamente examina el lado izquierdo del colon.
¿Es cierto que, si una persona ya tiene síntomas, podría tener cáncer avanzado?
No necesariamente. A veces los pacientes tienen síntomas obstructivos y el cáncer aún está localizado, y por consiguiente es curable. Sin embargo, queremos encontrar los tumores cuando son muy pequeños o cuando el paciente aún no tiene cáncer –cuando el paciente tiene un pólipo premaligno– esa es la mejor manera de intervenir y curar al paciente, o prevenir que el cáncer se desarrolle del todo.
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