Mientras que existen algunas enfermedades a las que cualquiera se encuentra expuesto también hay otras que son exclusivas de un género. En este segundo rubro está el cáncer cervicouterino que además ha mostrado un aumento en su incidencia durante los últimos. Mientras que otra de sus características es que cada vez se presenta en personas más jóvenes. Antes solía aparecer después de los 40 años y ahora se han notificado casos desde los 25.
En 2018, según datos de la Secretaría de Salud (SSa), este padecimiento representó la primera causa de muerte en mujeres de 25 a 34 años de edad, y la segunda en las de 35 a 64 años. Por su parte Nicolás Solorza Luna, oncólogo en el Instituto Nacional de Cancerología (INCan), considera que la presencia de este padecimiento podría deberse al inicio de la vida sexual a más temprana edad y con múltiples compañeros sexuales.
En 2018, tan sólo en el INCan se atendieron 370 casos. Mientras que para el 2019 la cifra aumentó a 375. Además de esa institución, a la cual asisten pacientes de la Ciudad de México y del resto del país, las mujeres acuden al IMSS, ISSSTE y a otros hospitales como el General de México y el Juárez de México.
Enfermedad más común en mujeres de bajos ingresos
Si se detecta a tiempo, la enfermedad es curable. Mientras que Solorza Luna enfatiza que en México el cáncer cervicouterino se presenta, sobre todo, en la mujer de menos recursos.
“Existe una forma sencilla y barata de diagnóstico, la prueba de Papanicolaou o citología cervical para detección de lesiones tempranas; pero no acuden por falta de dinero o de ganas. Esa es la tragedia, a tan temprana edad”.
Solorza Luna recuerda que este padecimiento es causado por el virus de papiloma humano (VPH) que se propaga a través del contacto sexual con una persona infectada. Por eso cuando la mujer tiene múltiples parejas sexuales se expone también a diversas infecciones.
El experto sugiere implementar campañas de detección de cáncer de cuello uterino, además de que la prueba de Papanicolaou sigue siendo la piedra angular. Al mismo tiempo se requiere mejorar la calidad de la citología y la formación de más especialistas en esa área.
Solorza Luna puso énfasis en que es necesario que toda mujer con vida sexual se practique el Papanicolaou una vez al año, y si después de dos años no se encuentran lesiones se puede postergar por más tiempo. Ese examen debe ser de rutina.
“Cómo médicos, estamos obligados a explicar de manera entendible el tratamiento que se va a realizar, a la vez que se debe comprender que lo que se intenta es conservar la vida. Sería útil que cuando se da el diagnóstico y se hace del conocimiento el tratamiento hubiera el acompañamiento de un psicólogo”.
Apoyo emocional para las pacientes
El diagnóstico de la enfermedad afecta la salud emocional de las pacientes, pueden presentar trastornos en su estado de ánimo y ansiedad. La mayoría siente angustia, miedo, enojo o tristeza como parte de la respuesta emocional reactiva inicial.
Las afectaciones dependen de las características de cada paciente; influye, por ejemplo, si tenían un padecimiento previo como depresión, edad, avance de la enfermedad o que ya no quieran tener hijos porque el tratamiento puede consistir en una histerectomía o retiro del útero.
Las pacientes tienen una idea o construcción social de lo que representa el cáncer: muerte, incapacidad, mutilación física, o amenaza para la relación de pareja, la interacción con los hijos o la situación económica. Por ello, la reacción emocional generalizada incluye un estado de ánimo depresivo adaptativo.
Al proseguir, César Torres Cruz detalla que la OMS reporta que 85 por ciento de los casos registrados cada año de cáncer cervicouterino corresponde a mujeres que residen en América Latina, África y algunas zonas de Asia.
Debido a los problemas de infraestructura y atención sanitaria en estas naciones, el padecimiento se detecta en fases avanzadas y por ello hay alta tasa de mortalidad.
En una investigación aún en curso, el experto analizó los documentos Plan de acción sobre la prevención y el control del cáncer cervicouterino 2018-2030 de la OPS/OMS, la nota informativa de la OMS “Papilomavirus humanos y cáncer cervicouterino” (2020), la Norma Oficial Mexicana de 1994 para la atención y vigilancia epidemiológica del cáncer cervicouterino, así como la Guía para transversalizar la perspectiva de género en programas y acciones de la salud pública del CNEGySR (2019).
Comenta que el VPH puede tener una relación causal para derivar en casos de cáncer cervicouterino, aunque no es la única condición para desarrollarlo.
César Torres expresa que los documentos analizados y prácticas del CNEGySR refieren que las mujeres son vulnerables por mandatos de género a adquirir el VPH y cáncer, ya que se transmite por sus parejas sexuales varones.