- Aparte del enorme impacto económico y sanitario que ha provocado la pandemia de COVID-19, se ha modificado la forma de practicar la medicina. Con este cambio, presentado de forma repentina en el último año, los médicos, docentes y estudiantes de medicina deberán sacar conclusiones y plantear estrategias con miras a estar mejor preparados en el futuro, manteniendo íntegros los estándares éticos y científicos aprendidos durante su formación. Y fortalecerse para ejercer la medicina científica, pero también, la medicina humanitaria, la que se practica con el corazón.
No todo el personal médico enfrenta la pandemia en condiciones óptimas, lo que los hace vulnerables y quebranta sus convicciones. La huella que esta crisis dejará en los profesionales de la salud, es indeleble. Y deberá ser aprovechada para transmitir a las generaciones futuras las enseñanzas que se están obteniendo de esta crisis.
Una de las grandes enseñanzas de la medicina en las escuelas es que la medicina debe estar basada en la evidencia (MBE).1 Y en la actualidad no existen evidencias sólidas sobre la eficacia de ninguno de los fármacos que se están utilizando de forma experimental, en el tratamiento de los pacientes más graves con COVID-19.
Es evidente y comprensible que, ante un paciente grave, los médicos utilicen fármacos experimentales. Sin embargo, resulta extraño que la comunidad científica haya asumido la eficacia de algunos fármacos y los utilice de forma rutinaria en los pacientes, sin hacer seguimiento a los resultados. Y, contribuyendo a minar la confianza depositada en las agencias regulatorias y en los mecanismos empleados para la aprobación de fármacos.3
Ante una experiencia como la que se vive con la actual pandemia, es importante dedicar todos los esfuerzos a generar evidencias de alto nivel, realizando ensayos clínicos con la más alta calidad. Es decepcionante que, con la gran cantidad de pacientes tratados, no se hayan realizado estudios determinantes que contribuyan a la creación de medicamentos para el tratamiento de la enfermedad. Así mismo, la generación de bases de datos de los cientos de miles de pacientes, que aportarían información invaluable.
Entre los cambios más importantes que ha traído la pandemia, está la idea de que el médico debe entender la importancia de dar prioridad a los criterios de asignación que eviten inconsistencias entre los diferentes centros y los distintos profesionales. En esto se basa el principio de equidad. Pues el objetivo no es tratar a todos por igual, sino tratar de forma similar a pacientes similares. Tratando de salvar vidas, brindando el máximo beneficio.
La vocación encerrada en la profesión médica, es la que lo mueve a realizar su profesión con mucho ahínco. Por estos días, el trabajo del médico y del resto de profesionales de la salud, está siendo bastante complicado. Horas interminables de trabajo, en condiciones estresantes, poniendo en riesgo su vida y en medio del sufrimiento humano. Su vocación y entereza está siendo puesta a prueba. Todo en su vida laboral ha cambiado en el último año. Pero es en circunstancias como las actuales cuando su vocación sale a relucir con más fuerza, cuando dedica su vida a servir y a ayudar a los demás.
REFERENCIAS
- L. Sackett, W.M. Rosenberg, J.A. Gray, R.B. Haynes, W.S. Richardson.Evidence based medicine: what it is and what it isn’t. BMJ., 312 (1996), pp. 71-72 http://dx.doi.org/10.1136/bmj.312.7023.71
- Yazdany, A.H.J. Kim. Use of hydroxychloroquine and chloroquine during the COVID-19 pandemic: what every clinician should know. Ann Intern Med., 2020), pp. M20-M1334 http://dx.doi.org/10.7326/M20-1334
- .N. Rome, J. Avorn. Drug evaluation during the Covid-19 pandemic.N Engl J ed., 382 (2020), pp. 2282-2284 http://dx.doi.org/10.1056/NEJMp2009457
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