Los calambres nocturnos constituyen un motivo de consulta frecuente en nuestro medio. Son comunes en todas las edades; se ha observado que afectan al 81% de las mujeres embarazadas1, a un 70% de las personas mayores de 50 años.
En su mayoría, los calambres nocturnos acontecen en adultos sanos y son benignos. En más de un 80% de los casos ocurren en las extremidades inferiores, y el 73% de los afectados hace referencia a que ocurren en la noche. Aunque en la mayoría de los casos se presentan como un síntoma esporádico, un 40% de los pacientes sufre más de 3 episodios semanales, de los cuales el 6% presenta 1 calambre diario, son de corta duración y muy dolorosos.
No se ha demostrado de forma concluyente una razón fisiopatológica que dé explicación, aunque son varias las hipótesis. Parece probable que ocurran por la acumulación de ciertas sustancias durante el sueño y que determinan una estimulación de los músculos de las extremidades inferiores. La flaccidez muscular tiende a predisponer al espasmo2. En algunos estudios se da cuenta de hallazgos indicativos de la existencia de alteraciones en la excitabilidad de las motoneuronas alfa como factor fisiopatológico responsable en ese proceso; donde se postula que estarían implicados mecanismos centrales y periféricos3 y 4.
Además, investigaciones en el campo de la neurofisiología dejan pocas dudas acerca de que los calambres musculares son causados por la hiperexcitabilidad de las neuronas motoras espinales mediada por cambios presinapticos5.
Los calambres idiopáticos son los más comunes y se constituyen como una proporción significativa de casos6, el diagnóstico etiológico es amplio y está constituido por diferentes causas: el ejercicio, disturbios hidroelectrolíticos relacionados con la hemodiálisis, enfermedades endocrino-metabólicas, también se observan en la fase prodrómica de la enfermedad de Parkinson, entre otras.
También, se encuentra un incremento significativo de la frecuencia de calambres nocturnos en pacientes con enfermedad vascular arterial periférica7 e insuficiencia venosa crónica. Así mismo, se observan calambres nocturnos en procesos como la fibromialgia y la artritis reumatoide.
Los calambres nocturnos pueden tener otras causas entre las que se pueden destacar:
- La deshidratación.
- Deficiencia de nutrientes.
- Estar mucho tiempo en la misma posición.
- Algunos problemas de salud.
- Entrenamiento fuerte.
Teniendo en cuenta los efectos secundarios potenciales que dejan los tratamientos farmacológicos, la terapia física se constituye en el tratamiento de primera elección para los calambres nocturnos; ejercicios de estiramiento regular pasivo del grupo muscular afectado, será la mejor forma de tratar este padecimiento. Además, seguir una dieta equilibrada, hacer ejercicio de forma regular, realizar estiramiento muscular.
También, se ha demostrado que la gabapentina, el sulfato de zinc, las vitaminas del complejo B, sales de teofilina y el magnesio, son útiles en el tratamiento.
La elevada prevalencia de los calambres nocturnos en la población general y los resultados de algunos estudios indican que los pacientes que los padecen presentan mayor morbilidad asociada y se les prescribe medicación.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
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- Leung AK, Wong BE, Cho HY, Chan PY. Leg cramps in children. Clin Pediatr (Phila) 1997 Feb;36(2):69-73.
- Baltodano N, Gallo BV, Weidler DJ. Verapamil vs quinine in recumbent nocturnal leg cramps in the elderly. Arch Intern Med 1988 Sep;148(9):1969-70
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- Calambres musculares [Internet]. Msdmanuals.com. [citado el 24 de mayo de 2021]. Disponible en: https://www.msdmanuals.com/es/professional/trastornos-neurol%C3%B3gicos/s%C3%ADntomas-de-los-problemas-neurol%C3%B3gicos/calambres-musculares
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