Conforme la población mundial tiende a envejecer, las demencias y otras enfermedades mentales han ganado prominencia en el ámbito de salud a escala internacional. Entre dichas condiciones resalta el Alzheimer, la más común de ellas, pues además de acaparar entre el 60 y el 70 por ciento de los casos (en estimaciones de la OMS), existe un relativo desconocimiento de qué la provoca y cómo puede curarse, tratarse o prevenirse eficazmente.
De acuerdo con EFE, el Alzheimer es la única causa principal de decesos en todo el mundo cuya tasa de mortalidad va en aumento. Se ha estimado que, cada tres segundos se registra un nuevo caso de la enfermedad a escala global. Este ritmo de crecimiento significaría que, para 2050, se tendrían alrededor de 131 millones de personas con este padecimiento.
Por otra parte, el Alzheimer también podría llegar a posicionarse como la enfermedad más importante del siglo XXI. Si bien 9 de cada 10 casos se dan en mayores de 65 años, su prevalencia en personas más jóvenes ha aumentado en las décadas recientes. Por si fuera poco, al ser el diagnóstico de esta enfermedad relativamente complejo, más de una tercera parte de las personas con este padecimiento podrían presentar síntomas saber que ésta es la razón de sus problemas cognitivos.
Actualmente, la mayor parte de los pacientes de Alzheimer se concentran en el continente asiático, con más de 22.9 millones de enfermos en la región. Más abajo en la escala le siguen Europa y América, con 10.5 y 9.4 millones de registros respectivamente. Para 2050 se prevé que Asia sea todavía el principal foco de esta condición, con más de la mitad de los casos, pero América subiría al segundo lugar, con el 23 por ciento de las incidencias.
Aunque los pacientes con Alzheimer pueden llegar a vivir entre 10 y 20 años tras el diagnóstico inicial, representan también una carga significativa al presupuesto de los países. Se estima que el costo mundial de esta enfermedad se coloque en alrededor de mil millones de dólares para finales de este año, cifra que se duplicaría para 2050. Entonces, significaría un peso financiero del 1.09 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) global