De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), 36.7 millones de personas alrededor del mundo viven con SIDA, enfermedad que a lo largo del año pasado se encargó de poner fin a la vida de 1.1 millones de personas. A pesar de ello, el lunes pasado Australia se convirtió en la primera nación en descartar esta enfermedad como un problema de salud pública.
Según señala la Federación Australiana de Organización de SIDA (AFAO), organización apoyada por el gobierno australiano, el número de personas diagnosticadas con SIDA en dicha nación ha decrecido significativamente, dejando de ser una preocupación nacional como sucedía en 1994, cuando se registraron 953 casos.
Entre los factores que ayudaron a la disminución de los casos de SIDA en Australia se destaca la introducción de los tratamientos con antirretrovirales y las campañas de prevención emprendidas por el gobierno de manera efectiva entre grupos especialmente vulnerables como gays, sexoservidoras y drogadictos.
Sin embargo, las autoridades australianas son cautelosas sobre el tema, pues aún cuando el SIDA ha dejado de ser una sentencia de muerte automática para quien lo padece, al año se siguen registrando cerca de mil 100 casos de personas infectadas con el VIH.
Cabe destacar que la postura de Australia ante el SIDA llega tan sólo un mes después de que la Organización de las Naciones Unidas se planteara como objetivo la eliminación de la amenaza del SIDA a nivel global para 2030.
Entre los objetivos a mediano plazo que la ONU se ha planteado para alcanzar tan ambiciosa meta se encuentra reducir el número de personas infectadas al año (el cual fue de 2.1 millones de nuevos contagios en 2015) a menos de 500 mil para 2020, mismo número al cual pretenden reducir las muertes relacionadas con esta enfermedad y que en 2015 fue de 1.1 millones.