El trabajo de un médico es necesario en cualquier país y en todo momento. La actual emergencia sanitaria ha reafirmado la importancia que tienen todos los que pertenecen a este gremio. Mientras que el campo de acción también es bastante amplio porque hay muchos lugares en los que se puede trabajar y no todo se limita a estar en un consultorio y recibir pacientes. Mientras que de manera general existen tres caminos principales a los que se puede recurrir. Son los sectores público, privado o emprender y abrir un lugar propio. Cada uno ofrece tanto ventajas como aspectos negativos
La primera opción es una de las más recurrentes porque siempre ha estado presente. Por su larga tradición es que aloja a miles de trabajadores que se encuentran en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), Secretaría de Salud (SSa) e Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi). No son todas las instituciones pero sí las más grandes e importantes. En conjunto ofrecen atención a poco más de la mitad de los mexicanos.
Trabajar en cualquiera de ellas es un orgullo y ofrece distintos beneficios pero tampoco se puede negar que existen varios aspectos adversos. Conocer todos ellos te puede permitir tener una visión más amplia de lo que significa ser médico en el sector público.
Dificultad para obtener una plaza y exceso de trabajo
Para empezar se encuentra el problema de lograr ingresar a cualquiera de las instituciones. No es sencillo obtener una plaza fija porque existe una fuerte competencia pero muy pocos lugares disponibles. En algunos casos los aspirantes deben hacer varios intentos y esperar por años hasta que finalmente consiguen su objetivo.
Ahora bien, una vez dentro del sector público llega una terrible realidad. Todos los días vas a tener ante ti una numerosa cantidad de pacientes por atender. Tan sólo se debe observar las abarrotadas salas de espera, lo que significa que no hay tiempo para descansar. A raíz de lo anterior, las probabilidades de que los médicos desarrollen estrés laboral son muy altas.
Pacientes enojados y equipo arcaico
A raíz de lo anterior, en la mayoría de las ocasiones los pacientes suelen culpar al médico de las deficiencias del sistema. Piensan que el tiempo que deben esperar para pasar a consulta es culpa del doctor y en consecuencia suelen mostrar una actitud grosera y altanera dentro del consultorio. Eso implica que tus jornadas de trabajo sean todavía más complicadas.
En tanto que otra de las constantes es la escasa tecnología que persiste en muchos de los hospitales públicos. La gran queja del personal es el equipo obsoleto con el que deben atender a los pacientes. La falta de inversión es la responsable de que los médicos trabajen con máquinas fabricadas hace décadas.
Aunque eso no es todo porque también persiste un déficit de medicamentos. Ante este panorama, el doctor también sale afectado porque en ocasiones debe adecuarse a los fármacos disponibles en las bodegas para recetarlos a sus pacientes.