- Tasas altas en la concentración de polen llevan a niveles más pronunciados de rinitis alérgica en los niños.
- En la actualidad hay 262 millones de personas con asma en el mundo aunque la cifra podría aumentar en 100 millones durante los siguientes dos años.
- Este padecimiento no tiene cura y además genera alrededor de 461,000 decesos anuales.
El asma en el mundo suele ser visto como un tema menor aunque en realidad es todo lo contrario. No sólo tiene una alta incidencia sino que la tendencia a corto plazo es que los casos sigan en aumento. Además es importante recordar que es una enfermedad crónica e incurable pero se puede controlar mediante tratamientos médicos.
Este padecimiento está relacionado con la respuesta inmunitaria conocida como inflamación tipo 2. Se caracteriza por la presencia de tos, dificultad para respirar, opresión y silbidos en el pecho.
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De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la actualidad hay 262 millones de personas con asma y además es responsable de provocar 461 mil decesos anuales.
Ahora bien, el problema es que diversos estudios recientes afirman que para el año 2025 la cifra de personas con asma en el mundo podría llegar a 500 millones. En parte el fenómeno sería propiciado por el estilo de vida urbanizado y el cambio climático.
Y es que, diversas formas de contaminación del aire, incluido el ozono, el dióxido de nitrógeno y la contaminación vinculada con el tráfico vehicular, pueden desencadenar o empeorar un cuadro de asma.
Por ejemplo, los bebés que están expuestos a niveles elevados de aire contaminado tienen una mayor probabilidad de padecer sibilancias persistentes cuando son mayores. Además los niños expuestos a contaminantes hasta los siete años pueden desarrollar con mayor facilidad este padecimiento.
En este sentido, una investigación publicada en el European Respiratory Journal destaca que, en Europa, el 33% de los nuevos casos anuales de asma podrían prevenirse si los estándares de contaminación fueran inferiores a las 2.5 micras que establece la OMS.
Lo anterior es una situación apremiante puesto que el asma ya figura entre las enfermedades respiratorias más frecuentes en la población infantil a nivel global, sin tener en cuenta los efectos de las alteraciones medioambientales.
En México, el asma afecta a 6 millones de niños y se considera como la primera causa de atención pediátrica en referencia a especialidad en consulta externa, urgencias y hospitalización por el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE). Mientras que de acuerdo con el estudio GAN, en la población pediátrica las sibilancias se presentan hasta en un 26% de los niños escolares, y hasta en un 23% de los adolescentes.
El polen, agente desencadenante del asma
Otro factor de la naturaleza que contribuye a intensificar el asma es el polen, cuya proliferación se debe a la humedad provocada por los cambios ambientales. Tasas altas en la concentración de polen llevan a niveles más pronunciados de rinitis alérgica y agudización del asma en la población alérgica a esos pólenes.
En este contexto, se ha registrado un incremento en los niveles de polen en la Ciudad de México a expensas de los alérgenos. Según representantes de la Red Mexicana de Aerobiología (REMA), durante el pasado invierno, su presencia aumentó significativamente en comparación con enero de 2022.
La humedad, el moho y su relación con el asma
Otro de los componentes de la naturaleza que contribuyen a intensificar el asma es el moho. En la actualidad tiene una proliferación debido a la humedad causada por los cambios en el entorno. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) los eventos relacionados con el recurso hídrico han aumentado en un 134% en las últimas dos décadas.
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