Uno de los avances más destacados en materia de salud de la época moderna han sido las vacunas, gracias a las cuales ha sido posible proteger a la población y es por eso que resulta tan importante su aplicación para evitar que aparezcan enfermedades que ya se habían logrado erradicar como el sarampión.
Pero un aspecto a considerar es que las vacunas actuales son delicadas y requieren de diversos cuidados como mantenerse en refrigeración desde que se producen hasta su aplicación, lo que complica el poder almacenarlas o llevarlas a lugares alejados que no cuentan con electricidad o las medidas propicias de salubridad como pueden ser las naciones africanas.
Para resolver este problema, el científico mexicano Luis Alfonso Vaca Domínguez, investigador del Instituto de Fisiología Celular de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), desarrolló una tecnología que involucra tres aspectos fundamentales: nanotecnología, biología molecular y diseño de proteínas.
Lo más llamativo de esta tecnología es que se trata de una plataforma universal que funciona para cualquier tipo de vacuna y en la que a través de nanocristales se encapsula la vacuna para protegerla y mantenerla en buen estado a temperatura ambiente durante años.
Pero otro beneficio que se obtiene es una reducción en los costos de producción, distribución y almacenamiento de las vacunas, lo que ayudaría para producir una cantidad mayor de dosis a un menor precio.
De esta manera, el inventor de esta técnica que ya fue patentada y es propiedad intelectual de la UNAM expuso que una vacuna refrigerada se mantiene en buen estado durante algunos meses, pero con su método la vida se incrementa durante varios años sin requerir refrigeración.