Para muchos de tus pacientes (e incluso tal vez para ti) el final del horario de verano fue visto con agrado, pues significó una hora más de sueño; sin embargo, la realidad de las cosas es que este pequeño cambio podría derivar en problemas de salud para tus pacientes.
De acuerdo con el doctor Samuel Friedlander, profesor asistente clínico de Medicina del Sueño y Alergoinmunología en el UH Cleveland Medical Center, este pequeño cambio puede alterar los ciclos circadianos de las personas, derivando ya sea en insomnio o somnolencia, alteraciones del sueño que pueden elevar significativamente el estrés de tus pacientes y dar paso a otras afecciones.
Este cambio afecta a prácticamente todos los sistemas del cuerpo, entonces es así como esto puede derivar en problemas para el cuerpo”, indicó el especialista.
Según revela Friedlander, una de las mejores formas de evitar que los cambios en los patrones de sueño afecten la salud de tus pacientes es sugiriéndoles que realicen pequeñas modificaciones en sus hábitos de sueño las semanas previas al cambio del horario, esto con la finalidad de que la alteración no sea tan brusca.
Por si fuera poco, el especialista señala que el cambio también tiene otras implicaciones, pues la gente pasará más horas caminando en la obscuridad (cómo resultado del cambio estacional), situación que puede derivar en la aparición del llamado Trastorno Afectivo Estacional (TAE), desorden que la Asociación Americana de Psicología cataloga como un tipo de depresión caracterizada por síntomas como fatiga, dificultad para dormir o somnolencia excesiva, incremento de peso e incluso pensamientos suicidas.
Si bien el horario de verano fue pensado con el objetivo de ahorrar energía, existen otros factores que debieron ser tomados en cuenta, siendo el más importante de ellos la salud de las personas.