El IMSS e ISSSTE, dos de los pilares que mantienen con vida el convaleciente Sistema Nacional de Salud (SNS) de México, se han convertido en el objeto del deseo y de campaña de los principales aspirantes¹ a la presidencia del país.
En esa tesitura, el líder del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), Andrés Manuel López Obrador, declaró que, en caso de ganar las elecciones presidenciales del próximo año, se encargará de que ambos institutos, el Mexicano del Seguro Social y el de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado, se mantengan bajo la supervisión del Gobierno Federal.
No se privatizará el ISSSTE, ni el IMSS, se garantizará el derecho al pueblo la salud, a tener una atención médica y medicamentos gratuitos (Animal Político, 2017).
Más ingresos para el sector público
En esa tesitura, la propuesta de AMLO debe (o debería) ir encaminada a destinar un mayor recurso y presupuesto federal para ambas instituciones de salud, ya que, a pesar de ser dos de los pilares más importantes, junto al Seguro Popular, el paciente mexicano decide más por atenderse en consulta privada debido a la alta demanda de servicios que prevalece en el sector público.
A pesar de contar con servicios de seguridad social, los mexicanos recurren a la sanidad privada para atender diversas enfermedades: su gasto en este sector, fuera del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), alcanza los 223 mil millones de pesos anuales (Expansión, 2017).
¹ Además de AMLO, Antonio Meade, Ricardo Anaya, “El Bronco” y Margarita Zavala, fueron registrados ante el INE 48 aspirantes para ser candidatos independientes, entre los que destacan los ciudadanos: Armando Ríos, María Patricio, Pedro Ferriz, Edgar Portillo y Eduardo Santillán Carpinteiro. Para mayor información se puede consultar el siguiente enlace.
Imagen: Bigstock