Si bien, en México se vive una situación complicada con un incremento en la violencia que inclusive ya ha afectado a médicos de diversas ciudades del país, la realidad es que fuera, en otras partes del mundo, los galenos viven situaciones todavía más sangrientas y devastadoras, como es el caso de Irak.
Desde hace varios años, el país asiático vive una violencia y desestabilidad extrema que ha mermado en toda la población, lo que ha ocasionado que los médicos que se arriesgan a internarse en la nación sean vistos como ángeles que arriesgan su propia vida con la intensión de proteger a sus similares.
Así ha sucedido con Ahmed Kamal, un enfermero de la ciudad de Mosul que, a diferencia de muchos de sus colegas que paulatinamente se han trasladado a alguno de los países vecinos, decidió quedarse en su población de origen.
Aquí, los médicos debemos enfrentar una doble pesadilla: atender a todos los heridos que se encuentran en condiciones extremas y pedir que ninguna de las víctimas sea uno de nuestros familiares. Al final, a pesar de la frialdad que debemos manejar en esta profesión, la realidad es que no somos de piedra y nos duele ver todo lo que sucede a nuestro alrededor.
Pese a todas estas circunstancias, Ahmed comenta que no le interesa mudarse de ciudad o país porque acepta que aquí hay mucho por hacer y, como médico, es su deber atender todo el que lo necesite.
De igual forma, comenta que, en promedio, en la actualidad existen uno o dos médicos por cada sección de los centros de salud de Irak, lo que incrementa el trabajo diario que deben realizar.
Con testimonios tan desgarradores, lo que se logra es valorar a todas las personas que se dedican a la profesión médica y son capaces de anteponer la salud de otros antes que la suya.