El síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS) se ha relacionado en los últimos años con un alto índice de morbimortalidad. El tratamiento estándar que se da es el dispositivo de presión positiva y continua en la vía aérea (CPAP), pero su eficacia se ha visto comprometida porque su cumplimiento no alcanza un buen porcentaje de efectividad. Por lo que, se consulta, cada vez con mayor frecuencia, al cirujano maxilofacial en busca de otra alternativa más eficaz al tratamiento con CPAP.
El tratamiento con CPAP, utiliza una máquina con la que se bombea aire bajo presión dentro de las vías respiratorias de los pulmones, lo que ayuda a mantener la tráquea abierta mientras el paciente está dormido. El aire forzado que se insufla con el CPAP previene el colapso de las vías respiratorias que bloquean el paso del aire provocando apnea obstructiva del sueño y otros problemas respiratorios y cardiovasculares.
El procedimiento quirúrgico más común para el tratamiento del síndrome de apnea obstructiva del sueño, ha sido la uvulopalatofaringoplastia, de la que se concluye que no es muy efectiva en el tratamiento de la enfermedad. Por el contrario, los avances con la cirugía maxilomandibular, se ha convertido en una alternativa consistente en el tratamiento del síndrome[1].
Dicha cirugía ha demostrado su efectividad en el tratamiento, debido a que, al aumentar la vía aérea superior con el cambio esquelético, la musculatura y el resto del tejido blando que se inserta en los maxilares, permite un mejor desempeño de la respiración. Aunque los análisis de los resultados han demostrado una efectividad menor al 50%.
Lo que significa que más de la mitad de los pacientes intervenidos, permanecen con un alto índice de apnea hipoapnea (IAH) residual que no los libera del tratamiento con CPAP, puesto que, incluso los índices más bajos de apnea están relacionados con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Y teniendo en cuenta, además, que la prevalencia de la enfermedad se incrementa con la edad en ambos sexos, se espera un incremento del IAH residual en todos los pacientes, especialmente en los que tienen una expectativa de vida mayor.
Una de las ventajas que tiene este nuevo abordaje que se da al tratamiento del SAOS en adultos una rápida mejoría en la sintomatología relacionada con la enfermedad: cansancio, somnolencia diurna, irritabilidad, sueño interrumpido, así como la mejoría en los valores poligráficos y polisomnográficos. En un plazo no mayor a 10 días tras la intervención quirúrgica, los pacientes comienzan a notar la desaparición de los ronquidos, se restaura el sueño reparador y se aprecia una disminución de la apnea. La tensión arterial y la glucemia se normalizan, y en muchos de los pacientes se presenta una disminución del índice de masa corporal, que no se explica por el simple hecho de la cirugía.
La cirugía ha demostrado ser efectiva en el aumento volumétrico de la vía aérea superior ayudando a los pacientes con SAOS severo, pues les proporciona una mejoría inmediata. Esta cirugía se puede considerar una alternativa de tratamiento para adultos con SAOS.
[1] http://www.scielo.org.co/pdf/rfmun/v65s1/0120-0011-rfmun-65-s1-00017.pdf
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