Gracias al desarrollo de vacunas contra la Covid-19 se ha conseguido una disminución en la mortalidad registrada en varios países. Pero aunque es una buena noticia todavía falta mucho por hacer. En especial porque una de las características de los virus como el SARS-CoV-2 es la tendencia a mutar. Por lo tanto, al igual que ocurre con inmunizaciones como las existentes contra la influenza, es necesario hacer actualizaciones de manera constante. Mientras que ahora la aparición de la variante B.1.621 ha desatado un conflicto que va más allá de la salud.
En primera instancia se debe explicar en qué consiste la variante de un virus y el impacto que puede llegar a causar. Su definición más simple es que se trata de un conjunto de mutaciones que lo vuelven diferente al original. Además, para considerarse dentro de este rubro debe causar un impacto en la salud pública: mayor transmisibilidad, cambios en la respuesta inmune y otros.
Desde el año pasado han aparecido múltiples variaciones y aunque la mayoría no son de peligro también hay algunas que son las que provocan mayor alerta. Hasta ahora la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido que hay cuatro catalogadas como las más peligrosas porque son más infecciosas que el resto.
¿Más problemas para el mundo?
El primer parámetro para nombrarlas es una clave alfanumérica aunque para muchas personas puede llegar a ser confusa. Mientras que de manera cotidiana también suelen ser bautizadas por el país en el que aparecen por primera vez y eso derivó en que la nueva variante B.1.621 fue nombrada como colombiana. Todo tuvo origen en distintos medios de España que así la catalogaron.
Mientras que ahora la Organización Panamericana de la Salud (OPS) publicó un comunicado para desmentir lo anterior. Señala que desde enero de 2021, gracias a su vigilancia genómica de SARS-CoV-2 el Instituto Nacional de Salud de Colombia pudo caracterizar un linaje de la COVID-19 que circula en Estados Unidos, Curazao, México, Países Bajos, Dinamarca, Alemania, España y Colombia, y seguramente en más países. Se trata de la variante B1.621, por lo que resulta un error considerar que haya surgido en tierras colombianas.
El virólogo Jairo Méndez, Asesor regional en enfermedades virales de la OPS, agrega que esta no es la primera vez que se relacionan las variantes del virus con el origen geográfico donde se identificaron. Ha sido una constante desde el principio de la pandemia.
“Esto resulta delicado porque además de generar información confusa sobre el origen del virus y el riesgo potencial que representa cada una de las variantes propicia la discriminación y la estigmatización de países o territorios”.
La variante B1.621 circula en Colombia en territorios como Caquetá, Nariño, Amazonas, Vichada, Arauca, Bolívar, Sucre, La Guajira, Magdalena, Sucre y Antioquia. Y en el mundo se ha reportado en España 104 casos, y 13 brotes comunitarios no asociados con viajes; Holanda 10 casos, Dinamarca 27 casos y Reino Unido dos casos.
Nueva clasificación evita las nacionalidades
Por su parte, para evitar este tipo de conflictos, hace unos días la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió utilizar una nueva nomenclatura para las variantes identificadas del virus. Ahora son empleadas las letras del alfabeto griego y de momento solo hay cuatro que ya han sido bautizadas.
- Variante B.1.1.7 del Reino Unido – Alpha.
- Variante B.1.351 de Sudáfrica – Beta.
- Variante P.1 de Brasil – Gamma.
- Variante B.1.617.2 de la India – Delta.
Lo que todavía no se ha podido identificar es si la variante B1.621 es del alta peligrosidad o si resulta más infecciosa o mortal que las demás.